El Tango existe, sí señor. “El Tango es ir”, dicen los que saben. El Tango es lo que pasa todos los días cuando un director de orquesta que recién ronda los 40 trabaja con sus alumnos en una orquesta escuela infanto-juvenil. Es lo que pasa todos los días, cuando músicos y público se juntan en bares de recalada y comparten esos momentos de vida y tango. Es lo que pasa cuando una joven francesa deja todo en el norte a sus 20 años para emprender el viaje creativo rumbo al sur, y desde allí compone bellas melodías, nuevas, originales y absolutamente tangueras y milongueras.

El Tango existe cuando unos pibes juntan sus guitas para comprarse un instrumento y se ponen a estudiar música, algo que quizás no harían si el tango no existiera. El Tango existe cuando el tachero lo va canturreando mientras trabaja, y me pregunta, mirando por el espejo retrovisor si a mí también me gusta. El Tango existe cuando ese mismo tachero –que tiene más de 65 pero conserva el espíritu y el corazón jóvenes– me pregunta si escuché a esos pibes que tienen el pelo largo y “se tocan todo” en la calles de San Telmo. El Tango existe cada vez que un maestro le enseña los primeros pasos a sus alumnos, a su vez futuros maestros que llevarán el abrazo sanador a los rincones más humildes. El Tango existe, cada vez que el poeta le pone sus palabras.

El Tango existe cada noche en la que –gorra en mano– algún que otro bolichero pasa entre las mesas para juntar algo para los músicos, aunque a él mismo no le quede nada.
Existe cada vez que un grupo de locos lindos se juntan a organizar un nuevo festival barrial desde la nada misma, sin recursos materiales, pero con unas ganas que es para explotar de alegría.

El Tango es también eso que les pasa a algunos periodistas rockeros que se dedican a difundirlo. Es lo que pasa cuando un periodista y un músico agitan desde su programa radial invitando a una orquesta a tocar en vivo desde su programa, “como se hacía antes”, y este Tango llega por las ondas magníficas de internet a todo el mundo. Y por esas mismas ondas nos vuelve desde el norte, de la mano de un yanqui que se enamoró de nuestra música y dedica su programa radial a todo esto que pasa por acá, por este otro sur.

El Tango existe y desde esta revista damos testimonio de todo esto que pasa, y lo transportamos por internet, en papel, en imagen en movimiento, en sonido, hacia todos los rincones del mundo que quieran escucharlo, leerlo, disfrutarlo, en resúmen: vivirlo.

El Tango tampoco es propiedad exclusiva de nadie, es patrimonio universal. Por eso, el querer apropiarse de él y querer opinar de manera ultimativa, querer matarlo o ningunearlo, es no haberlo escuchado, no haberlo entendido nunca. Ojalá pueda darse una vuelta por alguno de estos lugares, cualquier día o noche del año, donde el Tango vive! Vaya con los oídos bien atentos, los ojos y el corazón sensibles, ahí lo podrá escuchar y sentir, y así sabrá que el Tango sí existe. Que vive a pesar de las infinitas partidas de defunción que le quisieron imponer y más allá de voces egoístas que pretendan apropiarse de su espíritu.

5 COMENTARIOS

  1. existe fundamentalmente porque es un acontecer cultural y no solamente una música. Seguirá existiendo si lo entendemos como sincretismo cultural (tal su origen) y permitimos-por decirlo de alguna manera- que siga mezclándose en el suceder de la vida de esta comunidad hoy. Me asusta el tangómetro, no creo en él. Creo que por suerte, no necesita de nuestra defensa ni de nuestro repudio. El tango es. Es mi humilde opinión. Gracias.

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