Por Sebastián Linardi
Foto: Anna Franken

Entrevista a Hernán “Cucuza” Castiello

Hernán “Cucuza” Castiello ya es una de las figuras destacadas del renacer tanguero. En su caso, el haber ganado dos veces el Certamen “Hugo del Carril” (en 2005 como letrista por su tango “Tibieza” y en 2007, como mejor voz masculina) es casi una anécdota. Es que este cantor, que debutó a los 5 años en el programa de TV “El tango del millón” para ganarse una pileta de lona, y que siguió cantando en las peñas de los 70s donde aún se presentaban los sobrevivientes de la llamada “época de oro”, hoy es una de las figuras más convocantes y queridas del género.

Prueba de ello no es sólo ser invitado en forma recurrente por orquestas y artistas para sus presentaciones en vivo, sino su reverso: la movida de “El tango vuelve al barrio” que desde 2007 organiza y anfitriona en el Bar “El Faro” de Villa Urquiza, acompañado por el guitarrista Maximiliano “Moscato” Luna. Un ciclo de gran convocatoria, alejado del circuito turístico, donde la dupla “Cucuza – Moscato” viene invitando desde hace cinco años a los artistas del 2×4 en eternas noches de tango “a la parrilla”. Por allí pasaron leyendas como Rubén Juárez y Alberto Podestá y multitud de artistas de la variada y floreciente movida tanguera actual. Hincha de Atlanta, con un trabajo discográfico en su haber (Cucuza y Moscato “El tango vuelve al barrio…!!! – En vivo” – 2010), varias participaciones en grabaciones de otros artistas en calidad de invitado y amigo querido, un pasado lejano de mascota murguera, otro de futbolista, otro como cantante de una banda pop en los 80s, un raid por trabajos varios (hasta su vuelta al ruedo tanguero ya de grande, cumpliendo con una deuda consigo mismo) este cantor tiene mucho que decir, no sólo de lo suyo sino también del presente del género. Por expreso pedido del artista, esta entrevista fue realizada en el Bar “El Faro”. No sólo por sentirse allí más cómodo, sino por ser éste su lugar en el mundo.

Vos, a diferencia de la mayoría de los tangueros de tu generación, empezaste a cantar de pibe…

Es que de chiquito era todo muy natural. A los 5 años yo escuchaba tango en mi casa. Empecé a hacerlo naturalmente. Mis viejos eran re tangueros, pero ninguno era artista del palo. Mi vieja era profesora de piano y después ellos se comieron la época de los clubes, iban a bailar a Newlls Old Boys, que es un club del barrio de Agronomía del que mi abuelo fue socio fundador. Tengo una cosa muy afectiva con ese club. Mi vieja se casó ahí. La primera vez que yo canto “formalmente“, es ahí.

¿Es decir que ya venías cantando desde antes de lo que fue tu presentación de pibe en el programa de TV “El tango del Millón“?

No. En realidad la primera cosa de la que yo me entero, cuando era chiquito, era de que ahí regalaban una pileta Pelopincho, entonces le pido a mi vieja que me lleve. Un poco por lo que regalaban y otro poco porque yo cantaba. Y ahí largué. El primer tango que canté, y que marca bien la época, era el de la novela “Rolando Rivas Taxista“ (NdeR: “Taxi mío“ de R. Ta-boada). Esa fue la primera vez. Y la segunda visita a ese programa, también fue con ese tango y “El Clavelito” (Cabral – Yiso). El concurso recién lo gano la segunda vez… yo quería la Pelopincho.

Y desde tu imagen idealizada de niño y lo que hoy vivís en El Faro ¿ves alguna diferencia en cuanto a la movida?

Me doy cuenta ahora, viendo la movida de El Faro, de que hay como una esencia de público que es más tanguero, más veterano… más conservador en algunas cosas, que está en El Faro también. Y ojo, a mí me parece bueno. Pero al Faro también viene otro público y ahí está la diferencia, en la mixtura. Porque está el veterano que conoce el tango del 40 y del 50 y que por una cuestión de ignorancia o de que se quedó con esa época que para él fue la mejor, no siguió averiguando. Quedó ahí y después no pasa nada más. La mayoría de los viejos tienen eso. Piensan que no pasa nada más con el tango. Y claro. Si te comparan con Pugliese, con Troilo, es jodido medirse con esa época. Pero me parece que es increíble el momento que hoy está pasando el tango. Desde las letras nuevas, hasta otras propuestas como… ¡Moscato y yo! Que lo que hacemos es recrear el espíritu más tradicional, aunque quizás no desde un lugar estrictamente tradicional respecto al manejo con la gente u otra cosita que podamos sumar.

¿Vos ves que hoy es distinto el manejo con la gente respecto a lo que viste en tu niñez?

Yo realmente me siento bastante identificado con un montón de cosas del cantor barrial, que tenía llegada con el público. A mí como público, me gustaban ese tipo de artistas. Me siento muy representado con eso. Quizás con lo que no me siento representado es con otra parte muy “estructurada“. Ojo, no hablo de hacer las cosas desprolijas ni nada de eso. Pero no me parece que todo el tiempo los límites del tango tengan que ser tan cerrados o almidonados.

¿Pensás que ese tango que viste era “almidonado“?

Y sí, en algunos artistas más que en otros. Y sigue pasando hoy mismo. Había como una cuestión más formal en todo ¿no? Inclusive cuando el cantor trataba de distender, siempre estaba dentro de algo más formal. Hoy me parece que hay un margen más relajado con eso.

¿Ves a la movida que se arma acá en “El Faro“ como una mezcla de dos mundos?

Me parece que sí. Me parece que están en la mixtura de la cosa. En mi caso, por haber conocido los dos mundos del tango y además porque a lo largo de mi vida, por supuesto transité otros géneros. Pero que en mí fue raro, porque a diferencia de otros de mi edad, yo empecé con el tango y después conocí el rock. Eso me hace más permeable a todo lo que es la mixtura. Desde cantar con Manuel Moretti de “Estelares“ un vals de él hasta que me invite Ariel Ardit a cantar con su orquesta. No me da miedo. No me parece que una cosa sí y otra no. Aunque alguna gente no lo entienda.

¿Te sentís de alguna manera como un puente entre esos mundos del tango?

Y a mí me parece que sí. Te lo digo a conciencia, porque siempre me gustó más juntar, que separar. Respecto a los clásicos, que forman buena parte de tu repertorio ¿todavía tienen mucho que decir? Me parece que es tan básico como que esas historias, tan bien contadas, tan lúcidas, en realidad son vivencias que pasaron en el 20, 30, 40… y aunque no reniego de las temáticas actuales, también me pregunto por qué voy a tener que renegar de eso, que es el tango de toda la vida, con sus temáticas universales, atemporales. Me vienen con la imagen del farolito ¡y no me vengás con eso! Yo sé que el farolito no existe, pero pará; es una parte mínima dentro de una letra que cuenta algo mucho más groso y que tiene cosas que las vas a aplicar hoy y las vas a aplicar dentro de cuarenta años, porque habla de sentimientos. Yo entiendo que digan “hoy pasa otra cosa”. Está fenómeno, es verdad. Contá lo que pasa hoy pero no podés negar esas letras, desde la vivencia hasta lo poético. Para mí el tema está en convivir. Esos tangos siguen diciendo cosas y siempre hay alguien que los canta por primera vez. Yo, los nuevos tangos los incorporo, me gustan, pero a la vez, si te canto por ejemplo “Viejas Alegrías” (NdeR: de Charlo – Cadícamo, 1937) y vos no lo conocés ¡qué te importa si es del 40! Si para vos es un tango nuevo, ya está. Con Moscato nos gusta bucear en la búsqueda de tangos viejos, desconocidos y buenos.

Y en cuanto a las nuevas letras ¿qué te hace elegirlas?

Los tangos nuevos que más me gustan son los que no marcan tanto una diferencia temporal. Se pueden confundir con tangos de cualquier época. Por eso me gustan algunas cosas del “Tape” Rubín, de Acho Estol de La Chicana, Raimundo Rosales y muchos más. Pero no me gusta cuando siento que entran de manera forzada a decir que estamos haciendo un tango “de hoy”. Hay cosas forzadas que no me llegan. Los tangos nuevos que a mí me gustan, son los que se parecen a los tangos de antes.

¿Además de “Tibieza” escribiste otros tangos, no?

Sí, no muchos. Escribí uno más convencional, de historias de amor y desamor que se llama “Mar de Dudas”. Después hay otro que se llama “El Bondi“, entendiendo al bondi como la vida misma, el trayecto desde que nacés hasta que crepás y salís hasta la terminal. Una parte dice “Me sacaron el boleto y a este bondi me subieron“. Después hay uno que se llama “Viejas Glorias” que ya casi está.

¿Y por qué no los interpretás?

No siento la necesidad. En cambio “Tibieza” lo canto. Me lo piden los veteranos, me lo piden los pibes, me lo pide un montón de personas pero a veces lo boicoteo yo. Lo canto sólo si me lo piden. En realidad fue hecho para nunca mostrarse, porque fue escrito en una sacada de mierda propia, en un día medio torcido, y había quedado guardado en un cajoncito. En realidad lo que pasó con ese tango fue casi por azar. En aquella ocasión en realidad me presento en el certamen Hugo del Carril como cantor, pero ya estaba el cupo lleno. Entonces desempolvo “Tibieza”, ya que todavía se podía presentar letras. Y al mes, un día llego de laburar y mi señora me pregunta «¿Vos te anotaste en un certamen?”.

Habían llamado de la organización preguntando por qué no había ido a la entrega de premios ¡Había ganado! Algo impensable para mí.

¿Por qué “El tango vuelve al barrio”?

La virtud que tiene esto es la honestidad en cuanto a una idea. Yo soy de este barrio, toda mi vida viví en tres barrios casi limítrofes, soy un tipo de barrio con códigos de barrio, mi viejo era un tipo de barrio y conocí este bar porque vivo a tres cuadras y mi viejo en su juventud era habitué de este lugar.

Yo pasaba para ir a casa con el bondi y miraba para adentro y “El Faro” era un desierto, un bar venido a menos. Y yo decía “¡Qué lástima este lugar!”. En Villa Urquiza había tango, pero en baile. El tango cantado estaba en “Café de la U” en Roosevelt y Triunvirato, pero no había un lugar con esa cosa que tiene que ver con lo barrial, el vecino, con el tango empezando en el lugar del que nunca se debería haber ido, que son los barrios. Y cuando el tango vuelva al barrio, ya está. Y la cosa después creció… Para nosotros la intención era representar esa cosa más minimalista, más sencilla del cantor con el violero… y después, que puede pasar de todo. Por ejemplo, en la misma noche que vino “el Negro” Rubén Juárez, cantaron los “Chamuyeros” que en ese entonces se empezaban a foguear y eso hace a la mixtura del público.

Y a la vez es el aporte del ciclo: empezar a mostrar que en el tango pasan otras cosas. Letras nuevas como las de Juan Seren, o Raimundo Rosales que ha recitado sus cosas acá también… y a la vez es común que te caiga Alberto Podestá. La idea es no renegar de lo que es el tango como historia y no renegar de lo que es el tango como presente. Me parece que todo eso hace a un mismo cuerpo que es el tango y vos después decidís qué te gusta, como pasó siempre.

¿A “El Faro” lo declararon Bar Notable después de la movida de ustedes?

Sí. Y lo más gracioso fue que lo clausuraron en 2010 como lugar de espectáculos, al mes de haberlo promulgado Bar Notable. Fue tan arbitraria la clausura como la posterior re apertura, que fue después de un año y medio, por pura burocracia. Cuando lo clausuraron, los vecinos nos preguntaban cuándo lo iban a volver a abrir ya que no fue por el lado de las quejas de ellos que lo clausuraron.

¿El tango se lleva bien con los lugares grandes? ¿O preferís los lugares chicos, como El Faro?

No quiero generalizar, pero lo que me pasa acá, en el Faro, con Moscato y haciendo el repertorio que hacemos, no nos pasa en ningún otro lado, sea más grande, o mucho más grande. Me parece que hay algo que tiene que ver con “El Faro” como lugar, esas cosas que pasan y son inexplicables. Pero hay que hacer un festival de tango, como si fuera de rock, en el Luna Park. Yo creo que el tango está ocupando ese lugar que el rock hoy está dejando vacante. Y si bien el tango tiene su lugar intimista y de lugar chico, yo discrepo con los que dicen que el tango es para tocar en lugares chiquitos. Y entiendo a dónde va esa opinión. Pero creo que con la fuerza que tiene el tango, tranquilamente puede ser llevado a lugares grandes. Me parece que hay que darle una visibilidad al nuevo tango. Porque el tanguero, el tipo grande, no conoce. Ahora, si vos pasás por un Obras Sanitarias y ves un Festival de Tango, van a decir “¿que está pasando?”.

¿Y en cuanto a la llegada a un nuevo público, harías programaciones mixtas con otros géneros, como por ejemplo el rock?

<>Yo no estaría cerrado al rock. Haría un festival todo de tango no por ser sectario, sino por una cuepstión de prolijidad. Sólo por eso. Si me dijeran que es por una cuestión de principios, ahí ya me parece más una gilada. Pero ya que estamos haciendo este movimiento y este esfuerzo, me gustaría más que sólo sea de tango.

Saliste en murgas de pibe, ahora, en el último carnaval “Tibieza” fue hecho por la murga “La Redoblona”… ¿Te pondrías la levita de nuevo?

¡Totalmente! Yo salía con “Los Mimados de La Paternal”. Mi hermano, 7 años más grande, bailaba y yo iba a los ensayos. Un día me calcé el trajecito en un carnaval y salí. Era mascota. Después seguí con el fútbol y otras cosas. Pero igual me encantaba ir a los ensayos. Antes, los ensayos de la murga eran una fiesta. Era toda la gente del barrio ahí, cual el propio corso. En cuanto al presente, el paralelo de la vuelta de los carnavales es un poco coincidente con la vuelta del tango. Como una recuperación de nuestras historias, que vuelven.

Y además de la murga ¿te animarías a abordar otros géneros?

Lo mío es el tango pero de hecho tuve mi banda de música rock y pop (NdeR: “Fiel a York“ de fines de los 80s y principios de los 90s) pero cerrarse, a nada. No me asusta para nada hacer otras cosas. De hecho con Mateo, mi hijo, hacemos otras cosas. Por ejemplo, en el CAFF una vez tocamos “Plegaria para un niño dormido“ de Spinetta, como homenaje al Flaco.

¿En cuanto a grabaciones, se viene algo nuevo?

Hay una idea de registrar un nuevo disco en vivo de “Cucuza y Moscato” acá, en “El Faro”. Pero más firme, está el proyecto de grabar varios temas de Acho Estol y de “Alorsa” (NdeR: líder de “La Guardia Hereje”, fallecido en 2009) para el próximo disco de Acho, que se va a llamar “La calle del desengaño”, donde participarán también otros cantantes. Y también está la idea de grabar un disco de piano y voz junto con Sebastián Zasali pero también invitando a otros pianistas.

Existe la frase que dice “el tango siempre te espera”. ¿Vos sentís esa cosa tan porfiada de que en el destino de los pibes esté escuchar tango en algún momento de su vida?

No. No me parece que sea así, ni que haya que sufrir para escuchar tango. El tango te puede llegar a cualquier edad… o puede que no te llegue nunca.

En relación a la convocatoria de público, esta nueva movida tanguera, a diferencia de lo que ocurría en otras épocas, se construye de una manera bastante voluntarista. Haciendo futurología, ¿vos pensás que el público crecerá de una manera exponencial?

En esto voy a ser un poco pesimista para dejar de serlo casi inmediatamente. Yo creo que el techo del tango como movimiento cultural, como cantidad de público y de artistas, fueron los 40s y 50s. Pero hoy puede venir algo muy grande. Esto está en pleno crecimiento y se están viendo los frutos recién ahora. Para los pibes más jóvenes no hay otro momento vívido respecto al género, más que este. Es muy groso, ellos van a acordarse de esta época del tango como una época muy significativa. Me parece que del 2000 al 2010 es una época que va a quedar marcada. Es una época muy grosa.

Sin embargo hoy, la hora de convohcar un público numeroso, a la mayoría de los músicos les cuesta.

Tiene que ver muchas veces con la garra que le mete uno y con cuestiones azarosas. Hay grandes artistas y grandes músicos que no tienen la suerte de convocar. No siempre convocar tiene que ver con ser mejor o peor. Pero yo veo que hay un público joven tanguero, incipiente, pero hay. Como lo que pasa en Sanata bar, en el Boliche de Roberto o en el CAFF.

Tus abordajes del tango fueron en un formato más tradicional. Sin embargo hay otras propuestas tangueras que han flirteado con otros géneros contemporáneos, en mixturas y fusiones más o menos fuertes, según el caso. ¿Vale la pena hoy seguir levantando una fuerte identidad tanguera?

Yo voy por levantar la bandera del tango, pero no por eso voy a intentar que lo otro no pase. A mí me gustaría que se arme un frente tanguero. Ahora ¿de qué tango hablamos? Hay que ver si lo que para mí es tango para vos es tango. ¿“La Chicana” es tango? Para mí sí, tiene raíces tangueras aunque después le escuchás sonidos que están relacionados con el rock. Y a veces escucho cosas que en teoría serían muy tangueras y sin embargo yo no las siento así, aunque haya un contrabajo o un bandoneón. En estas cosas, mejor que cada uno haga su aporte.

¿Estás cumpliendo el sueño de ese pibe de las peñas?

Sí, yo siempre quise cantar. Esencialmente eso. Y me gusta. Además conozco gente. Encima encuentro gente amiga. Y la verdad, ya no puedo pedir mucho más que esto.
(NdeR: Más allá de los dichos del entrevistado, esta historia continuará).

Bar El Faro

Letra: Fabricio Castañeda
Música: Pauline Nogues

Parte Recitada

Esconde Buenos Aires tantos rincones…
Uno yira y al yirar vá dejando
pedacitos de ilusiones
sobre la mesa de un bar…
Bar El Faro, de Villa Urquiza,
barrio, tango, guitarra y cantor.

Parte Cantada

Si pienso en tus noches de extraña bohemia,
si pienso en tus noches que no volverán,
me llegan sus ojos, su triste mirar…
Me queman sus labios que no he de besar.

Soy la sombra, que se alarga, se deforma,
soy la tímida nostalgia de un adiós.
Ya nada me queda, hoy todo es ocaso,
me falta su risa, no tengo su abrazo…

Bar de mis amores, vanidoso espejo,
aparta de mí su pálido reflejo.
Recuerdos que no alcanzo, de amor y de dolor…
Bar El Faro, tus noches, guitarra y cantor.

Termina la noche, tus luces se apagan,
un fueye en su llanto, te quiere nombrar,
despierta fantasmas que ya no serán,
sueña recaladas que no ha de alcanzar…

Es un fueye, siempre triste, que deambula,
es el tierno sollozar de un amor…
Inventa caricias, destruye fracasos,
ayer tuvo sueños, hoy quedan retazos…

Bar de mis amores, vanidoso espejo,
aparta de mí su pálido reflejo.
Recuerdos que no alcanzo, de amor y de dolor…
Bar El Faro, tus noches, guitarra y cantor.

 

Tintar Roja - revista de tango© Sebastián Linardi y Tinta Roja revista de tango. Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin previa autorización del autor.

Publicado en Tinta Roja número 4, mayo 2012.

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