Por Patricio da Rocha

En mayo y junio Lidia Borda se presentó en Clásica y Moderna. Después de un  excelente concierto hablamos con ella.

 Contame, ¿cuáles son tus orígenes, qué tipo de formación musical tenés?
Nací en San Martín, Provincia de Buenos Aires, pero ahora vivo en Parque Patricios.

Mi formación musical la hice principalmente con maestras particulares, mi maestra más importante es Nora Faiman.

La técnica que estudiaste ¿es la técnica clásica o popular?
La técnica en realidad es básicamente una, cada uno puede adaptarla a sus necesidades. Hay que hacer ciertas cosas con la respiración, con el aparato fonador, con la amplificación, que es similar para todos. Se utiliza un poquitito distinto para diferentes estilos y obviamente que es mucho más exigente para la música clásica.
Pero en realidad es el entrenamiento lo que determina que es lo que vos podés hacer con la voz, a medida que entrenás más y te exigís más podés ir a las olimpíadas o quedarte en un campeonato local (risas)…
Aunque también es una elección estética, si uno quiere trabajar con la música clásica o la música popular, lo que si, en la lírica se usa bastante distinta la voz.

Yo tengo una voz como para cantar música de cámara, por el volumen, por el tamaño de la voz. Si bien mis maestras siempre quisieron que cantara lírico, a mí no me gusta para mí.

¿Siempre cantaste Tango?

No, canté de todo hasta que enganché el repertorio de Tango.

¿Y cómo armás tu repertorio?

Es un trabajo muy extenso que uno tiene que hacer, un trabajo introspectivo, de conocimiento del género. El repertorio es una especie de bajada de línea de lo que uno decide decir, elige contar. Además, es importante de qué manera decidís contar a través de ciertos autores y compositores. Primero me tiene que enganchar, me tiene que gustar a mí, porque creo que la búsqueda del repertorio también es un trabajo creativo, más allá de la interpretación. Por un lado lo que querés mostrar y por el otro ir buscando estéticamente lo que a uno más lo identifica, lo emociona y lo conmueve.

¿Para vos, qué es más importante la interpretación de la letra o la ejecución estricta de la melodía?

Las dos cosas, tampoco la palabra estricta me gusta, en general soy respetuosa de las melodías pero si se propone una variación de la melodía y aporta estéticamente y creativamente tampoco me parece mal. Yo intento aprender las melodías de las partituras pero muchas se perdieron y ya no están y bueno tengo que aprenderlas de las grabaciones. Igualmente la música popular permite ese juego con las melodías, cosa que en la lírica no sucede, yo no lo hago generalmente pero tampoco me molesta si se hace.

A tu entender ¿cuál es el Tango más difícil de cantar?

Puede ser Senda Florida, pero por la tesitura de mi voz más que por la dificultad del tema en sí, si bien son temas complejos porque poseen una gran riqueza melódica creo que dentro de lo popular, si uno esta bien entrenado, es raro que haya temas muy difíciles de cantar.

Dicen que para cantar Tango hay que sufrir o tener cierta edad, ¿qué pensás, es necesario?

Bueno hay cierta melancolía, cierta estética nostálgica que quizás sí se asocia al Tango. Y estos pesares vividos y estas experiencias te hacen reflexionar y madurar, pero no creo que el sufrimiento sea un conocimiento en sí, ni que sea necesario y válido, o sea, el que puede vivir sin sufrir bienvenido sea! Lo que sí creo es que el género merece una reflexión madura, entonces no es fácil llegar al Tango con profundidad de una manera liviana.

¿Y qué te inspira?

Las vivencias cotidianas, la relación con el entorno, con los amigos, con la geografía, con los amores, con la realidad, la vida misma digamos. Pero después hay disparadores, algo que te sucedió, una imagen a donde querés recurrir cuando vas a trabajar especialmente sobre un tema determinado y ahí es cuando entra en juego la originalidad de la interpretación.

¿Tenés algún referente?

Mirá son tantos que es difícil decirte uno, pero dentro del Tango te podría decir: Mercedes Simone, (Raúl) Berón, (Edmundo) Rivero, (Roberto) Goyeneche, Rosita Quiroga y de otros géneros te podría nombrar a Mercedes Sosa, Violeta Parra hasta Maria Callas! Sucede que de toda la música que uno escucha encuentra cosas admirables no sólo de cantores sino también de músicos.

¿Y tu Orquesta favorita?

Y… depende del día, de cómo me sienta. Pero en general me gustan Fresedo, Di Sarli, Troilo, Horacio Salgán, Piazzolla. Y también escuchar el piano de Delfino o por ejemplo cuando lo escuchaba todos los sábados tocar a Salgán y a De Lío cuando compartíamos escenario. Escuchar a mi hermano (Luis Borda) también me inspira muchísimo.

¿En cuál te hubiese gustado cantar?

Fresedo! Otro con quien realmente me hubiese gustado y lamento no haber podido trabajar es con Troilo. Porque me parece que tenía una sensibilidad y una personalidad muy particular que a mí me parece muy conmovedora. Además dicen que cantaba muy bien y que era un gran formador de cantantes, y por la relación que el establecía entre la música y el cantor, que no es frecuente y que también la tenía Salgán con Rivero, en el sentido de buscar la simbiosis entre el cantor y la orquesta. Pero más que nada por la sensación que me da de ser un tipo entrañable…

¿Sabés bailar Tango?

No, bailaba cuando era muy chiquita con un tío milonguero que era alto y se doblaba todo para hacerme bailar… jajaja.

¿Qué opinás de los espectáculos gratuitos, que a veces “compiten” con los artistas?

La ciudad de Buenos Aires ha sido siempre, históricamente, una ciudad de difusión de la cultura, de creación de cultura. Es necesario que haya espectáculos gratis. Lo que hace falta es articular bien esos eventos, para que no compitan con las actividades privadas en las que los artistas, a veces, pueden salir perdiendo, porque te ponen un megaevento gratuito la misma noche y en el mismo horario. Una idea puede ser por ejemplo, tomar los espectáculos que ya están instalados, y que el Gobierno de la Ciudad, o Secretaría de Cultura, compre la función de ese día para que la gente entre gratis. De esa manera, los artistas no pierden su laburo, y la gente tiene acceso a un espectáculo que muchas veces es inaccesible, porque la realidad es esa, hay espectáculos que son inaccesibles para determinado nivel económico. Me parece que espectáculos gratis tiene que haber, lo que creo que se debe cuidar es la articulación, cómo se organizan.

¿Sentís que hay un crecimiento, una evolución artística en el tango en los últimos años?
Me parece que es algo muy difícil de analizar, y no creo que sea yo la persona indicada para hacer ese análisis.
Lo que sí creo es que hay un empeño en sostener algo, que quizás tenga que tener un desarrollo diferente.  Me da la sensación de que las estructuras antiguas siguen imponiéndose a nuevos códigos o nuevas miradas.
Igualmente hay gente que esta haciendo cosas diferentes, muy creativas también. Mi generación es una generación que no se ha formado solamente en el tango, se formó con diferentes músicas y lenguajes además del tango. Yo me forme escuchando muchas cosas, a mi me gustan muchas músicas, muchos ritmos y lenguajes musicales. Creo que eso es algo que hay que aprovechar.
 
Me gusta mucho el trabajo que hace Dolores Solá por ejemplo, me gustan músicos como Diego Schissi, Ramiro Gallo, pero también me gustan las orquestas que tienen una propuesta claramente diferente, como la Fernández Fierro. También la incorporación de Franco Luciani, retomando ese camino divino que es el de la armónica en la música popular. Hay gente que esta haciendo cosas realmente interesantes. Otro que me parece uno de los tipos más creativos y constantemente vanguardista es el Tata Cedrón. Hace poco escuché el disco de un músico argentino que vive en Europa, Roger Helou, que me trajo el otro día su disco y me pareció de una belleza increíble. Es un músico profundo, metódico, con vuelo y con ideas, realmente con una visión muy inteligente, del nivel de Schissi, Gallo, gente que compone. Mi hermano Luis también, me parece que hizo un camino bellísimo en la música.

Lo que creo es que no hay espacio para los músicos instrumentales, no hay un oído acostumbrado para la música instrumental, y pasa incluso que veo gente irse de los recitales de música instrumental, y eso me da una tristeza tremenda. Porque no se lo difunde, y no estamos acostumbrados a escuchar esto, vos prendes una fm cualquiera y muchas veces lo que se pasa es una música muy pobre. Pero eso es algo “corporativo”, son negocios, y esto es así desde hace décadas, no es algo de ahora. Pasa no solo en la música sino en todo el ámbito de la cultura, en el marco de un sistema capitalista, los multimedia acaparan.

Si te digo “Gardel”, ¿qué me de decís?

A mí Gardel siempre me vuelve a sorprender. Yo lo escucho en sus diferentes etapas, en las primeras grabaciones, o las últimas que hizo, y siempre descubro cosas que me sorprenden. Hago un ejercicio que es el de tratar de escucharlo como si no fuera Gardel, como si fuera alguien que no escuché nunca, para distanciarme de esa carga histórica que representa su figura. No es un ejercicio fácil, pero es muy interesante porque siempre descubro matices, tonalidades, aspectos tan interesantes, y cada vez descubro a un Gardel distinto, que me maravilla desde muchas cosas. A veces, creo poder acercame “al hombre” y tengo la sensación al escucharlo de que puedo imaginarme por donde iba su vida. Sacarlo de esa imagen que uno tiene del hombre con el traje, la sonrisa, y acercarse a su identidad profunda.

¿Cada día canta mejor?

Para mí, cada día canta diferente.

Publicado en Tinta Roja Nr. 1, Agosto 2011

 

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