Deformes en la tangósfera

Por Gastón Varela
Fotografía: Alma Scalerandi

 

La tradición de duplas creativas en la música popular argentina (y más específicamente rioplatense y bonaerense) es muy vasta. Si nos remontamos al período fundacional de inicios del siglo XX encontramos como dos de las más destacadas parejas a las conformadas por Gardel-Razzano y, pocos después, Gardel-Le Pera. No es casual que Gardel integre ambas, ni que complete la dupla primero con un representante de la llamada “canción criolla” y luego con uno de los poetas mayores del “tango canción”. Su consciencia artística e histórica funcionó como causalidad. Por eso, aunque ninguna de las parejas haya fundado su género respectivo, sí le confirió a cada cual su esplendor. De allí que consideremos paradigmáticas ambas asociaciones. 
Pero hay algo más: en el tránsito musical y poético de la primera a la segunda dupla creativa se sustancia la orientación definitiva de Gardel hacia el tango. Orientación que tendrá un calado revolucionario y que de-formará el género específico para transformarlo en un verdadero cosmos musical, que desde entonces excederá la canción popular y folclórica porteña, bonaerense y hasta nacional. 
Dentro de ese cosmos se irán desarrollando diferentes expresiones, que van desde las orquestas hasta las pequeñas agrupaciones, ya sea con obras cantadas o instrumentales, tradicionales o de vanguardia, pero todas nacidas en el cosmos gardeliano. Un cosmos que, dado su origen y su correspondiente amplitud, acoge siempre lo caótico y deforme: precisamente porque su fundador fue un de-formador con la consciencia suficiente para comprender que las deformidades transformaban y expandían la tangósfera. 

Tapa del disco «Nueva Música Argentina» de Agustín Guerrero y Juan Martín Scalerandi

Llegados a este punto, y ya para ir viniendo a cuento, nos encontramos en este disco con el extraño caso anatómico-musical de la dupla Guerrero-Scalerandi. Dos seres inclasificables para los registros de las personas y los colegios electorales que tantas veces tumorean de facto la tangósfera. Y es que Scalerandi-Guerrero son dos pero también uno: siameses. Sí, siameses. Cuatro brazos, cuatro manos, cuatro piernas, dos cabezas… pero un sólo corazón, que encima rompe el molde del pecho. 
En fin, un deforme que se obstina en componer dentro de este cosmos también cobijador de rebeldes. El resultado es este disco que habla por sí solo, y del que solo diré que sus obras son tan urticantes como bellas, y que al ser interpretadas por siameses nos llevan a percibir que aquí acontece algo diferente, extraño. Algo que nos conmueve, que nos reúne con ellos, nos empatiza. Es decir, nos suma a su siamesidad. 
¡Que vivan, pues, las deformidades, las empatías y el caos que expanden la diversidad del cosmos gardeliano! ¡Y que viva la tangósfera libre!

En este enlace de Youtube se puede escuchar el disco completo:

 

 

Para escuchar a Agustín Guerrero y Juan Martín Scalerandi en el Canal de Youtube de Tinta Roja:

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