Por Chico Cougo

Mesas sencillas, copas vacías y servilleteros de Coca-Cola. En el fondo, compartiendo el espacio con publicidades de cerveza y una escalera caracol, despierta la atención una vasta bandera de Velez Sarsfield, El Fortín, club que representa al barrio de Liniers. Las paredes son un verdadero santuario tanguero con fotos de Julio Sosa, Osvaldo Pugliese y muchos otros – entre ellos Gardel, por supuesto. En primer plano, una chica que esconde su pelo bajo un pañuelo negro, parece tímida, eludiendo aceptar la sugerencia de sus amigos de cantar. Junto a ella, consciente, un guitarrista de pelo largo busca la tonalidad exacta para acompañarla. En un segundo plano, una señora más o menos elegante observa todos los movimientos. Es ella quién primero reconoce el pequeño y sencillo espectáculo que se aproxima, cuando pide a sus compañeras de mesa que se callen para oír a la joven que empieza a cantar los primeros versos de Pero yo sé, tango de Azucena Maizani, escrito en 1928.

Es sólo después del octavo verso de la segunda tentativa que Cintia Barrionuevo -la tímida cantante- consigue llevar adelante el viejo tango con el acompañamiento de Javier Diaz González. A partir de allí, durante más o menos un minuto, ellos dan un pequeño show: la guitarra de Diaz González sigue su voz afinada y dulce; los oyentes están atentos; y, de fondo, la vieja mujer parece encantada, sonriendo y balbuceando la letra de Maizani.

Estamos en un típico bar de Buenos Aires, uno de los tantos espacios-tiempo de la nueva movida tanguera, movimiento informal que ha hecho que el tango vuelva a la escena. Todo parece improvisado, pero la protagonista del episodio antes descrito se trata de una de las nuevas promesas del tango argentino. Cintia Barrionuevo, habitué de bares tangueros devenida en cantora, causa sorpresa por su madurez y su visión reflexiva del mundo. Como aún no ha grabado discos, es necesario navegar en internet para escuchar sus pocas y maravillosas grabaciones. Es que la decisión de potenciar la capacidad de su voz la tomó hace poco tiempo, sólo un poco más de tiempo que el que ostentan sus primeras composiciones. La historia de como esta autotitulada farolera – asidua del bar El Faro, una especie de nueva Meca del tango – se transformó en artista comienza en las reuniones familiares de su infancia: “Mis viejos escuchaban mucho tango y folklore, nos leían y nos recitaban. También existía un programa televisivo que se llamaba ‘Grandes Valores del Tango’ que merece la mención, porque a pesar de las críticas que pudo haber recibido, yo lo recuerdo con mucha ternura porque era un momento compartido en familia” – revela.

Para entender la trayectoria que llevó a Barrionuevo de una mera admiradora a una joven cantante, es fundamental escucharla hablar de su papá, gran incentivador y – hasta cierto punto – responsable directo del talento de la artista: “Mi papá escuchaba principalmente a Goyeneche y a Floreal Ruiz. Yo escuchaba una y otra vez los cassettes del Tata y me aprendía los temas, copiando las letras a mano (haciendo rewind!). Cantaba ‘Los mareados’, ‘Destellos’, ‘Barrio de tango’… Mi viejo fomentaba eso y si venía algún amigo o hacía una fiesta me pedía que cante”. Gracias a su padre Cintia resolvió encarar el desafío de cantar profesionalmente, como ella misma explica: “A veces digo ‘mi papá me hacía cantar’. No se si él ‘me hacía cantar’ o yo, simplemente, cantaba, como cualquier niño. Lo cierto es que dejé de hacerlo cuando entré en la pubertad, aunque nunca dejé de valorar nuestra música. Luego cuando mi hermano Guillermo (El Peque) comenzó a bailar profesionalmente marcó un renacer del tango en mi familia. Con esta historia detrás, la forma en que comencé a estudiar canto se dio circunstancialmente a mediados de 2008. Yo quería darle una sorpresa de cumpleaños a mi viejo y mi regalo iba a ser cantarle un tango, porque él siempre me pedía que lo vuelva a hacer. Lo iba a sorprender y fin de la historia. Busqué un profesor, tomé una grabación de una clase y le hice un video; pero fue tan emocionante que generó que mi familia y mis amigos me alentasen para que siga. Fabián Russo es la persona que me acompañó en todo este proceso, tan excitante como penoso (casi una arqueología) de encontrar mi voz y sacarla del rincón donde la había dejado muchos años.  Después, cantar en lugares públicos fue casi como ‘salir del closet’.  Todos los sentimientos encontrados que tuve al respecto y el hecho de haber seguido adelante, le imprimen un valor enorme en lo personal a todas las cosas que hice en 2011”.

En ese sentido, no se olvida de los amigos que colaboraron con ella: “Hubo espacios tangueros y personas muy generosas, que me apoyaron, que me inspiraron, que me dieron calce para foguearme” – señala. “Principalmente,  Javier Diaz Gonzalez y el Bar de Julio. Además, siendo una farolera declarada, la emoción gigante generada por ‘Cucuza’ Castiello en el Bar El Faro, con sus recaladas mágicas…”.

Más segura de su talento, Barrionuevo presenta hace algunos meses, en Buenos Aires, el espetáculo “Tangos Sub40”, donde comparte el escenario con la cantante Belén Canestrari (conocidad como “Mosquita Muerta”). En el show, el dúo canta tangos, milongas y valses de los años ‘10, ‘20 y ‘30, época anterior al ápice del género. “Este repertorio me cautivó desde que comencé (o volví) a cantar tango y la mayoría de las personas que me han escuchado me comparan con cantantes de la época. Son comparaciones con cancionistas muy disímiles, pero en definitiva creo que el público percibe que existe una evocación o una esencia que no niego, por el contrario. El desafío de hacer tangos previos a la época dorada del género quizás es el desafío de hacer tango en esta, nuestra época” – dice. Cuando se le preguntó acerca de lo que piensa del mundo de espectáculos alternativos de Buenos Aires donde el propio“Tangos Sub40” se inserta, Cintia hace una reflexión sorprendente: “Quiero ser optimista de lo que serán los años 40’s de este nuevo siglo y si en verdad existe algo así como una nueva camada de cantores y cancionistas, es importante ver que estamos afectados por las mismas dificultades y limitaciones que todos los tangueros de hoy. Me refiero ser concientes de las condiciones del mercado cultural de Buenos Aires y de la Argentina en general, tanto como conocer los alcances de la propia producción tanguera actual con respecto a la del siglo anterior.  Por supuesto no sólo por comprender la realidad o estudiar pasado, sino para avanzar. La idea de ‘Tangos Sub40’ no es volver a los tangos del 20, sólo busca compartir el sentimiento generado por cierto repertorio y darlo como experiencia a otros. En mi caso, me da curiosidad lo que pueda reflejar para el público propiamente tanguero y si es posible que un público no tan tanguero se interese por indagar más en aquellos temas e intérpretes que no son tan conocidos”.

En 2011, la joven tanguera grabó su primera composición, Burro Taxi, escrita en co-autoría con el cantautor Andrés Drimer. Pero, a pesar de su evidente talento, Barrionuevo es prudente al respecto: “Tengo varios borradores escritos, más de 10. Muchas son escenas que se me ocurren con alguna melodía que grabo en un mp4, aunque considero que aún no puedo sacar credencial de ‘autora’. Mucho menos hablar con propiedad de la producción de otros. El tango es un género muy complejo, que yo amo y respeto.  Sólo se que muchos autores como el Tape Rubin, Acho Estol o jóvenes como Juan Seren, tienen creaciones cautivantes que disfruto muchísimo”. Acerca de la actualización del tango en el presente, la artista reflexiona críticamente, buscando una explicación fuera del simplimismo: “No se si hay que adecuar al tango a la actualidad, yo apuesto a encontrar un balance entre el estudio y la espontaneidad. Un geógrafo brasileño, Milton Santos, decía algo así como que ‘el ser humano es 100% razón, 100% emoción’, en eso creo para el tango y para la vida. No creo que la poesía de Manzi o la música de Troilo o el canto de Gardel o el baile de Copes & María Nieves tuviesen que ver con una adecuación a la realidad. Esas parejas, esos cantores, esos músicos, esos poetas, fundamentalmente se entregaron a un lenguaje y desde allí sacudieron arte y crearon algo propio que se universalizó. En el tango hay una relación muy especial entre el lenguaje formal (principalmente lo técnico, que puede ser correcto) y la entrega (que lo relaciono con eso que algunos llaman tanguidad, que no puede fabricarse, está o no está).  Una maestra de tango que admiro mucho, Graciela Gonzalez, dice que una de las reglas fundamentales para bailar el tango argentino es ‘confianza y entrega’. Eso te compromete en un nivel muy personal y te desnuda frente al otro. Porque el tango habla de la vida, de modo que algo de su forma de vivirla es lo que los tangueros plasman cuando cantan, componen, bailan o escriben. Y cuando te mienten te das cuenta… Es verdad que muchos amantes del género son reacios a prestar su tiempo, sus pies y sus oídos a los nuevos tangos. Pero creo que lo importante es que más y más gente se dé con sinceridad al cantar, al tocar, al escribir y al abrazar, no importa si recién estás aprendiendo el lenguaje o ya llevás toda una vida, el tema es no corromper eso.”

Pregunto a Cintia Barrionuevo sobre cuáles son sus artistas preferidos, en las nuevas y en las viejas generaciones del tango. Su respuesta va allá de una simple lista de nombres:  “Es difícil nombrar artistas favoritos porque siempre aparece alguien que discute la presencia o ausencia de alguno. Voy a empezar por las generaciones pasadas. Entre los cantores alguien que sabe de tango no eludiría a Gardel, Berón, Goyeneche y Rubén Juárez. Referencias para mi son Floreal Ruiz y Charlo, porque son las dos voces masculinas con más play en el soundtrack de mi vida, uno en la infancia y el otro en estos últimos años. También  escucho mucho a Angel Vargas y Alberto Podestá, ambos me emocionan. Entre las mujeres, tengo mi referencia sobre todo en Rosita Quiroga, Ada Falcón y Mercedes Simone. Pero claro, es difícil eludir a artistas como Libertad Lamarque, Tita Merello, Nelly Omar y María Graña, con sus diferencias, porque son pesos pesados. Pero sin dudas, como cantoras, me inspiraron especialmente las primeras tres que te nombré junto con Nelly Omar. Me declaro fan absoluta de Hernán ‘Cucuza’ Castiello y tengo diploma probatorio. [risas] Me gusta lo que hace Ariel Ardit y su orquesta, lo mismo que Victoria di Raimondo en Altertango. Lidia Borda es increíble, Cardenal Domínguez… Sería una lista larga! Entre los más jóvenes disfruto muchísimo interpretaciones de Juan Villareal, Facundo Radice, Marina Ríos y Agostina Pagella. Hay muchísimos cantantes pero, en mi humilde opinión, ‘Cucuza’ Castiello es uno de los grandes no solo por su canto, sino porque creó un espacio donde se experimenta lo mejor de la cultura criolla argentina, no solo tanguera. Porque Cucuza te canta Cinema Verite y te emociona lo mismo que con Marioneta, entonces va más allá del tango. Es fácil decir que en ciertos programas televisivos de alto rating se ve lo peor de nuestra cultura, degradada, pero pocos se ponen de acuerdo para decir con claridad donde hay que ir para encontrar lo opuesto y casi nadie actúa realmente al respecto construyendo espacios-tiempo como el ciclo El Tango Vuelve al Barrio” –creado por Castiello. “No digo que sea el único. Solo digo que él, su historia con el tango, la forma en que se relaciona con todos  – en El Faro y en realidad, en cualquier lugar donde se presenta- tiene la suficiente potencia como para crear una identidad (sus seguidores se llaman a sí mismos “faroleros”) donde se pierden los límites tradicionales entre “cantores, músicos y público general”, donde quien da el espectáculo es a la vez espectador de sus espectadores y todo es una maravilla por donde la veas. Lo más parecido a tomar mate con tus mejores amigos”.

Extasiada por sus realizaciones de 2011, Barrionuevo tiene la grabación de su primer disco como un objetivo natural, aunque no está apresurada: “Quisiera grabar algunos de los temas que hago en el ‘Sub40’ y grabar otros de mi propia producción, en caso de que este año sea fructífero en ese sentido. Quiero que sea algo, principalmente, sincero y bien hecho. Existen dos tomas radiales del programa ‘La Madrugada de Juan Imperial’ en 2011, de las cuales se puede escuchar on line el tango De Mi Barrio, que fue una experiencia inolvidable, de cuando recién me animaba a cantar en público.  Luego, grabamos en vivo en El Bar de Julio tres tangos que me gustan muchísimo Acquaforte, Tormento y Bien de Abajo. A fines de ese año grabamos en forma casera con Andrés Drimer nuestro Burro Taxi.  Con lo cual, no he pasado todavía por un estudio de grabación y quiero hacerlo, pero sin apurarme. Creo que hice muchísimo a mucha velocidad y es bueno tomar con mayor  tranquilidad algo como un disco, porque ahí se van a plasmar mis aprendizajes y lo que fui consolidando con respecto a lo que hago y la forma en que lo siento.”


Cintia Barrionuevo lamenta conocer poco de la música brasileña, pero cree que la muy difundida idea de la “integración cultural” en Latinoamérica tiene que ser relativizada. “Para mi, ‘reducir barreras’ no es un valor en si mismo.  Hay muchas maneras de hacerlo y no todas ellas tienen efectos felices.  Por ejemplo, ciertos usos de los patrimonios culturales nacionales que tienen que ver con el turismo y que no digo que no sean legítimos, sino que prefiero algo diferente.  Por otra parte, si tenemos músicas nacionales, son músicas que emanaron de una comunidad y hasta que cualquier boliviano, argentino,  peruano y brasileño no se imaginen sociológicamente de esa manera, va a ser difícil que haya integración. Para mí, el esfuerzo por integrar la música de Latinoamérica debe ser el esfuerzo por integrar Latinoamérica desde otros aspectos que tienen que ver con una historia social, política y económica que está cruzada, donde hay realidades comunes… Por eso tuvimos un Victor Jara, una Mercedes Sosa, un Alfredo Zitarrosa, eso es Silvio Rodriguez o Caetano Veloso… ‘Música popular latinoamericana’. La que posiblemente hoy muchos jóvenes sienten en las letras de Calle 13. Las cosas genuinas tocan el corazón de cualquier ser humano, no importa su nacionalidad. En lo genuino está esa emoción ‘sin barreras’”.

Termino la charla con dos preguntas capciosas y siempre polémicas, pero que mi entrevistada no esquiva. Todo lo contrario, prefiere el debate. La primera pregunta es sobre la política cultural del actual gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, acusado de boicotear la cultura popular y cerrar espacios culturales. Acerca de ese tema, nuestra entrevistada es severa: “Creo que tienen una concepción político-ideológica que en lo concreto ha atentado y atenta contra muchas expresiones de la cultura popular, en un contexto de mercantilización de las relaciones sociales y de espectacularización de la realidad propias del capitalismo actual. Por ejemplo, la archiconocida frase del Jefe de Gobierno ‘el tango es la soja de Buenos Aires’, no es más que declarar abiertamente que el tango interesa como mercancía for export, eso es lo que se difunde y se mediatiza. Entonces, en el presupuesto, en su política de uso del espacio público, en los mecanismos de habilitación de espacios de difusión cultural, en la amenaza que sufrieron y sufren teatros, cines de barrio, talleres, centros culturales, bares, edificios históricos, en un cúmulo de leyes votadas en la Legislatura (no solo por el oficialismo) que no son positivas para la cultura ni para los trabajadores de la cultura a lo largo de estos años es donde se ve la necesidad de resistir y contrarrestar muchas orientaciones de la política macrista. Y esto, además, es un derecho que establece la propia Constitución porteña y la Ley de Derechos Culturales.”

Cintia Barrionuevo, fruto directo de la reanudación que el tango empezó a mostrar en los últimos diez años, es optimista – y crítica – con respecto al futuro del género. Su pensamiento es una ponderada mezcla de utopia –siempre necesaria- y de demanda por mayor solidaridad y humanismo en las relaciones, un rasgo que parece acompañarla tanto en sus ideas, como en su voz melodiosa de auténtica tanguera. “Para mi hay una tendencia evidente de crecimiento de la importancia del tango, pero desde abajo y remando contra la corriente. Muchos cuestionan la relación entre cantidad y calidad que se puede observar en este proceso, pero hay que entenderlo como tal…  Reivindicar a aquellos que resistieron en los 80’s, los 90’s y 2000, porque crearon e hicieron Tango en el mundo neoliberal de la especulación y la competencia, peleando contra condicionamientos mentales de propios y ajenos. Yo quisiera ver el mundo de los bailarines, los músicos, los cantantes y los letristas más interconectado aún. ‘Nadie defiende lo que no sabe que tiene’  por lo que me gustaría que estemos atentos al orden de cosas. Ser concientes de que la aparente fragmentación y segmentación de circuitos tangueros (a nivel local, nacional e internacional), también ayuda a que ignoremos lo que hace, siente o piensa el de al lado. Evita que pensemos juntos, nos hace estratégicos para competir entre nosotros mientras nos comen los de afuera. No digo eliminar nada, hablo de propiciar mayor apertura, más solidaridad, creo que allí está el mejor futuro para el tango”.

 

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