por Vanina Steiner

Se presentó en el Teatro Maipo el concierto «Troilo compositor» con 14 grandes bandoneonistas que interpretaron arreglos propios de obras de Aníbal Troilo en uno de los fueyes que fuera propiedad del gran Pichuco. Este instrumento es uno de los cuatro que él poseía, y Zita, viuda de Troilo, regaló a Raul Garello tras la muerte del Maestro. En 2006 el Maestro Garello tras conservarlo y tocarlo durante 30 años, decide donarlo a la Academia Nacional del Tango, para su exhibición y para que lo toquen los músicos de las próximas generaciones.

 

La noche empezó con dos recitados de Horacio Ferrer, el primero “El gordo triste” (música de Astor Piazzolla) dedicado al gran Pichuco y luego “Gabisor”, dedicado a Gabriel Soria, con quien desde hace tiempo comparte muchas horas y encuentros con el tango.
Gabriel Soria es un joven coleccionista de tango, productor, periodista, pero también Vicepresidente de la Academia Nacional del Tango y responsable de la idea, realización y producción general de este proyecto que incluye un disco, un libro, los conciertos y un documental que se encuentra en elaboración. Estos dos conciertos, del 11 y 18 de septiembre en el Teatro Maipo son parte de este histórico proyecto cultural.

El concierto fue un lujo con 14 grandes Maestros del bandoneón, interpretando temas de Aníbal Troilo en arreglos propios. Entre algunos temas se intercalaron proyecciones con imágenes y películas sobre la vida de quien fue conocido como «El Bandoneón Mayor de Buenos Aires».

Comenzó el Maestro Alberto Garralda quien interpretó “Medianoche” tango de 1933 con visible emoción. Lo siguió el Maestro Ernesto Franco con el tango “Toda mi vida”. Emocionantes minutos seguidos de la versión de Julio Pane de “Pa’ que bailen los muchachos” para dar paso a Victor Lavallén que interpretó “Barrio de tango”.

De izquierda a derecha: Lavallén, Garello, Rios, Binelli y Federico

Entre las proyecciones intercaladas se sucedieron entrevistas radiales con Pichuco, con Zita quien fue su compañera, conversaciones con Horacio Ferrer, con Pinky, y fotos que fueron relatando momentos de su vida. Emocionó a todos cuando, en una vieja charla con Horacio Ferrer, Zita comentaba “qué lindo que estemos así hablando de Pichuco, es más lindo recordarlo que llorarlo”, que bien podría sintetizar lo que pasó esa noche. Pichuco estaba ahí, en el teatro Maipo, junto a todos los Maestros que hicieron sonar el que fue su fueye, llorando el sonido de Pichuco, que se escapaba de su jaula, cantándonos grandes e íntimas interpretaciones de sus obras.

De izquierda a derecha, los maestros Franco, Garralda y Caviello

Y al duende de su son, sucedieron momentos mágicos. Como cuando Leopoldo Federico lanzó al público y a las nuevas generaciones: “Esta noche yo no puedo ni hablar ni tocar. Este ramillete de bandoneonistas me ha emocionado, y no son todos los que hay en el país, pero alguno tenía que venir, nos tocó a nosotros. Yo le quiero sugerir a Soria, para el año próximo, que esto mismo lo haga con la gente joven, con la gente nueva…”
Palabras en sintonía con el accionar de Raul Garello, otro de los intérpretes de la noche, quien es también un impulsor de los músicos jóvenes. Y por eso fue él quien donó el fueye de Pichuco a la Academia Nacional del Tango, con la condición expresa de que “lo toquen regularmente los músicos”, que es lo que el instrumento necesita.

También fue entrañable verlo a Ernesto Baffa quien mientras acomodaba las correas del fueye intercambiaba comentarios con el público, transformando al teatro en una afectuosa reunión de amigos a la que, en pura complicidad, le regaló su versión de “Responso”.
Reunión de amigos que disfrutó de poder ver una vez más a Osvaldo “Marinero” Montes tocando “A la guardia nueva” o a Pascual “Cholo” Mamone* moviendo sus viejos dedos en “Milonguero triste”. El poder ver a estos dos viejos bandoneonistas, con sus gestos aún precisos y una vida entera y larga con el tango y su fueye, fueron algunos de los grandes momentos que regaló este concierto, mientras sus colegas los observaban, contentos y cómplices, desde atrás de bambalinas.
Y seguramente entre ellos también estuvo Pichuco, como siempre, entre todos los que lo quieren, recuerdan y reviven en sus obras. Llegando, siempre.

El público ovacionó a los catorce bandoneonistas históricos

* A pocos días de esta primera presentación, falleció el Maestro Pascual “Cholo” Mamone (91 años). La segunda función del martes 18, le rindió homenaje.
¡Gracias Maestro por tu música! Hasta siempre!

** Aviso de Tinta Roja: Dada la gran afluencia de público, se agregaron funciones para los días 5, 6 y 7 de octubre.

Video del 11 de septiembre en el Teatro Maipo, Videoteca Hereje.

Más de «Troilo Compositor»
https://www.tintaroja-tango.com.ar/2012/09/catorce-veces-pichuco/

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí