Hace pocos días se estrenó un documental que refleja la actualidad del 2×4 a cargo de instrumentistas, directoras, cantoras y más. Sofía Cecconi, su creadora, asegura que la pieza visibiliza una realidad desconocida por muches y espera que la película se multiplique en numerosos espacios.

Por Marina Cavalletti

 

Una voz en off pronuncia, de forma coral, el binomio mujeres y tango. El paisaje de una escena tanguera que está cambiando y se alimenta con el impacto del Ni una menos. Así, con palabras que van de la oscuridad a la luz inicia Yuyes Verdes, un documental realizado por la Socióloga y Doctora en Ciencias Sociales Sofía Cecconi.
La pieza, sintética y potente, se estrenó el miércoles pasado en el Centro Cultural de la Cooperación y traza un arco que va de la soledad a la compañía, de lo individual a lo colectivo. Esa trayectoria, ese punto a donde está el tango hoy puede verse en la propia vida de la investigadora que lleva más de dos décadas relevando el mundo del 2×4, su repercusión en el territorio, en el tejido cultural.
Así, con la furia amorosa y sorora de la marea verde, la película combina testimonios, canciones, milongas, conciertos, material de archivo y reflexiones sobre el tango hecho por  mujeres y disidencias, de un lugar “más fuerte y claro que las mujeres fuimos construyendo”, según se oye entre los testimonios.
Para conocer la trastienda de esta película tanguera, que pronto definirá nuevas funciones en distintos espacios, abrimos el diálogo con su creadora.

 

Llevás más de 20 años investigando la escena del tango ¿en qué momento y por qué nació la idea de hacer un documental específico como éste?
Sí, es cierto, llevo más de 20 años investigando sobre tango. Yo soy socióloga, especializada en sociología de la cultura, y siempre me interesó, dar cuenta de los fenómenos contemporáneos, tratar de explicar aspectos de la sociedad en la que vivimos. Mi interés inicial acerca del tango, al que dediqué mi tesis doctoral, tuvo que ver con la revitalización que atraviesa hacia fines de la década del 90 y principios del siglo XXI, protagonizada por una nueva generación muy activa.
Yo siempre fui medio tanguera, de familia de músicos, con un papá que siempre tocó tangos en el piano, un hermano pianista y otro bandoneonista… En mi casa siempre hubo música y siempre se escuchó tango.
Cuando retomé la investigación, después de doctorarme, uno de los primeros aspectos que me llamó la atención, fue la cantidad y calidad de nuevas composiciones y letras de tango que surgían de la pluma de mujeres. De a poco me fui metiendo más en el asunto, mi interés se fue acrecentando y me pareció un aspecto “emergente”, como diría Raymond Williams, que había que investigar en profundidad. Qué estaba pasando con el tango que ahora las mujeres se lo apropiaban de formas que hasta entonces no se habían producido.
Al principio, mi idea era continuar con el proceso de investigación académica, armé un proyecto, desarrollé hipótesis, una metodología… En el medio, se me ocurrió presentar el proyecto a un financiamiento de un programa de la ciudad, donde proponía hacer un documental como resultado de la investigación, porque me parecía que el documental, ese registro, tenía la posibilidad de tener mayor alcance, que podía interpelar a un público más amplio. Cuando el proyecto salió financiado me dije, ¿y ahora qué hago? Tenía idea de hacer algo muy casero, ¿no? Pero me puse a ver otras posibilidades de financiamiento, como para poder hacer un trabajo más serio. Y di con la Fundación Cultural Latin Grammy, que financia investigaciones en temáticas musicales. Cuando ese financiamiento salió, entonces ya no tuve más alternativa que lanzarme.

Sofía Cecconi


En ese marco, ¿qué repercusión tuvo la lucha del colectivo feminista por la ley de la IVE, en tu labor, y en los espacios vinculados al tango?
Creo que la lucha de las colectivas feministas que se visibilizaron tan fuertemente a partir de 2018, con su irrupción en las calles por la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, fue fundamental tanto para mi labor como para los espacios vinculados al tango. Con un grupo de amigas sociólogas, cuando éramos estudiantes, allá hacia mediados de los 90, nos bautizamos Las Thelmas, por aquella película Thelma y Louise que aborda una temática feminista. En aquellos años éramos cuatro gatas locas las que cursábamos las pocas materias sobre teoría feminista que se ofrecían en la carrera. Leer esas teorías fue muy movilizante, no sólo teóricamente, sino que me llevó a resignificar y a repensar muchos aspectos de mi propia vida, de mis vínculos amorosos, de cómo había procesado algunas situaciones.
A partir de 2018, las masivas movilizaciones, que en rigor habían empezado unos años antes con el #NiUnaMenos, fueron un hito para muchas de nosotras. Por un lado, aquellas que veíamos el mundo con ojos feministas comenzamos a sentirnos más acompañadas. Por otro lado, esas movilizaciones fueron el puntapié para la conformación de colectivas en distintos ámbitos institucionales y de la cultura. El rol de las mujeres más jóvenes fue fundamental: una nueva generación que toma al feminismo como un discurso propio y va proponiendo un proceso de desnaturalización al que se suman otras mujeres. Yo tengo muchas conocidas que de pronto han descubierto el feminismo a través de sus hijas que hoy tienen 20 años, ¿no? Y transformaron su mirada acerca de muchas cuestiones que hasta entonces vivían como naturales. Ese 2018 fue un punto de inflexión en muchas narrativas personales y colectivas.
En relación a los espacios vinculados al tango, la repercusión de la lucha del colectivo feminista por la ley de la interrupción voluntaria del embarazo fue muy fuerte. Ahí en el documental aparece reflejado cómo esas movilizaciones tan masivas condujeron a la creación de colectivas como Tango Transfeminista Hoy (ex Tango Hembra) o el Movimiento Transfeminista de Tango, por ejemplo, en donde comenzaron a plantearse las problemáticas comunes que compartían por el hecho de ser mujeres. Pero también el 2018 fue un espaldarazo para la creación de conjuntos musicales con una impronta feminista, como la Empoderada Orquesta Atípica, por ejemplo.
De modo que la repercusión fue muy importante en muchos planos.
Habiendo tantas mujeres y disidencias en la cultura tanguera de hoy ¿qué criterio tomaste para seleccionar a les entrevistades y los fragmentos de conciertos y milongas?
Hay muchas, muchísimas mujeres, y también disidencias, muchísimos grupos haciendo tango, cada vez más, diría. Hay muchas cantantes también, que eso es algo histórico dentro del género… Dentro de este universo tan amplio, lo que me interesó en el recorte que tuve que hacer, fue mostrar la cuestión grupal y colectiva. Me interesó indagar en agrupaciones que estuvieran compuestas íntegramente por mujeres o mujeres y disidencias.
Al principio quería poner, no sé, 25 grupos, por mi inexperiencia en el mundo audiovisual. Pero prontamente caí en la cuenta de que eso era inviable en muchos sentidos. Así que me vi obligada a hacer un recorte y lo encaré en función de esto que te digo. En las entrevistas en profundidad previas que hice con varias de las artistas fui terminando de delinearlo. Lo fundamentalmente fue eso: que no solo fueran mujeres o mujeres y disidencias, sino que las agrupaciones tuvieran esa cuestión fuerte de lo colectivo. Y además, mostrar esta impronta sin duda epocal, porque si bien siempre hubo mujeres en el mundo del tango, haciendo tango, más o menos visibles, me interesaba dar cuenta de otro aspecto novedoso, desde mi punto de vista: la vinculación con la mirada feminista. No solo mujeres haciendo tango. Sino mujeres feministas haciendo tango, algo que le suma al discurso tanguero una dimensión a todas luces novedosa. Entonces también me interesó eso, que las agrupaciones de alguna manera, sin ser feministas en sí, sin tener un discurso de por sí feminista, que tuvieran un posicionamiento de alguna manera en ese sentido.
Otra cuestión que me pareció importante fue dar cuenta de la creación de colectivas tangueras, conformadas por muchas mujeres del mundo del tango. Me pareció importante también traer al documental la voz de algunas de esas colectivas que se fueron conformando al calor de esa lucha de la que hablábamos recién. Entonces, también participan del documental referentes de algunas de esas colectivas, Marisa Vázquez, como música y cantautora, pero también como referente de Tango Transfeminista Hoy, y Liliana Furió, como representante del Movimiento Feminista de Tango, la colectiva que se organiza en el campo del baile y la milonga y que tuvo un rol fundamental en el impulso del protocolo de actuación frente a situaciones de violencia en las milongas, por ejemplo.

Marisa Vázquez

Julia Winokur

Liliana Furió

Natalia Martínez


El título del film combina lenguaje inclusivo, el color bandera por el aborto legal y un tango clásico ¿cómo arribaste a esa síntesis?
Tengo que confesar que al comienzo había pensado un título mucho más “académico”, más largo, más pesado. Pero cuando empecé a conversarlo con el equipo que se fue armando con gente del medio audiovisual, me lo vetaron. Gisela Davidovich, una amiga y compañera de laburo que es del mundo audiovisual y participa como script consultor del documental y fue un poco el motor en el armado del equipo, fue quien me dijo, “ese título es muy lindo para un paper, pero para esto no funciona”. Entonces, empecé a pensar en algo más atractivo.
Para mí, lo “verde”, que estaba en el título académico, tenía que estar, porque justamente remite a las luchas feministas de las que hablábamos. Y jugando con eso, luego de varias instancias, apareció la idea de Yuyes Verdes, en la que sigue reverberando aquel tango tradicional, pero traído al presente, deconstruido podríamos decir. Además, de alguna manera, en “yuyo” persiste la idea de “brote”, de algo que surge, que está emergiendo, que es un yuyo justamente, no una flor, no una planta: es algo que molesta, que irrumpe, un poco como lo que está generando el feminismo y las mujeres en el tango. Y al agregarle el lenguaje inclusivo y el plural incorporaba no solo la actualidad de la época, sino también la multiplicidad que ese lenguaje habilita. Por último, lo verde, que remite a las luchas feministas y de alguna manera transmite esa cuestión epocal en el tango. De ahí que Yuyes Verdes me permitía hacer esa síntesis que yo buscaba transmitir.
¿Qué aportes viene a traer esta película al tango contemporáneo?
Bueno, yo no sé si me animaría a decir que la película trae un aporte al tango contemporáneo. Creo que en todo caso el aporte lo hacen las agrupaciones que están ahí reflejadas, y tantas otras que quedaron fuera de cuadro pero que de alguna manera hablan también a través de las que están. El aporte en todo caso podría pensarlo en esa clave: la de documentar y visibilizar una movida que, a pesar de la calidad musical y el aporte que realizan a nuestra cultura, es desconocida para mucha gente. Yo estoy muy metida en la investigación y por eso encuentro rastros de este proceso en algunas propuestas que se empezaron a gestar hace muchos años, hacia fines de los ´90 diría, con agrupaciones como China Cruel, Las del Abasto, Boquitas Pintadas, compositoras como Claudia Levy. Pero para quien no está tan empapado del mundo del tango, todo esto resulta bastante desconocido. Recibí muchos comentarios de compañeras, amigas, gente que no tiene idea de que todo esto está sucediendo, y que luego de ver el documental se les abrió un campo que desconocían por completo. Entonces quizás ese es el aporte: otorgar visibilidad a un fenómeno que está sucediendo, que tiene que ver con algo muy nuestro como lo es el tango, y que se está renovando, resignificando de la mano de una camada de jóvenes mujeres y disidencias que le hacen decir al tango cosas nuevas.

Orquesta Atípica La Empoderada

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí