Letra y música: Miguel Suárez
Un disparo rebotando en la noche
que va abriendo la piel de los perdidos,
es un hijo el que llora
sin saber que ha nacido.
Una angustia que gana la vereda
al acecho de almas desgarradas.
Saber a cada paso que está todo podrido
y que el sol de hace un rato mañana será el mismo.
No está de más esa ilusión
que al tiempo se evapora,
dejando acá desperdicios que envenenan todo.
Al oxidarse el metal que corta tus brazos
buscás refugio donde estar bien solo…
La pregunta es ¿Quién no vale nada?
¿Quién va a ser cabeza de los perdidos?
Sin más miedo a la muerte,
sin mas miedo al vacío.
Las miradas todas fuera de esfera
esperando que el humo de la vuelta.
Espejismo de un tiempo que pensabas vencido.
Caminar para siempre te deja más tranquilo.
No está de más esa ilusión
que al tiempo se evapora,
dejando acá desperdicios que envenenan todo.
Al oxidarse el metal que corta tus brazos
buscás refugio donde estar bien solo…
Espejismo de un tiempo vencido
abriendo la piel de los caídos.
El que no sabe perder
nunca llegará a saber lo que ganó.