Por: Cintia Barrionuevo
Fotos: Marina Monasterios

El 25 de abril Quasimodo Trío celebraba sus 10 años con un espectáculo multimedial en el CAFF, presentando su tercer disco, el primero que grabó la formación actual constituida por Daniel Ruggiero (Bandoneón), Adrián Mastrocola (Piano) y Cristian Basto (Contrabajo). El álbum Acontrayumba, de nueve piezas instrumentales y una cantada, ya venía siendo disfrutado por el público pero en esta ocasión se lo introducía oficialmente, en el marco de un proyecto que integra lo musical con otros campos artísticos.

Antes de asistir llevé a cabo la escucha previa y repetida de muchos de los temas, en gran parte composiciones de D. Ruggiero, salvo «Escurridizo» de A. Mastrocola, «Sombras» de Héctor García (Vía Varela, Rascasuelos) y «Locura Tanguera» de Osvaldo Ruggiero (Orquesta de Osvaldo Pugliese, Sexteto Tango). Particularmente en la pieza homónima al disco mi rudimentario ejercicio fue buscar los ‘bayúm’ y dejarme sorprender por sus senderos sonoros inmediatamente posteriores.

La palabra contrayumba pertenece al texto de la ópera-tango María de Buenos Aires, que Astor Piazzolla y Horacio Ferrer estrenaron en 1968. Reza: «… a contrayumba / de dos pequeñas explosiones en los ojos, / echó dos lágrimas de rimmel por la tumba… / María de Buenos Aires / Lloró por primera vez ». Es decir que aparece en el relato de un significativo suceso.

El grupo grabó en 2005 Quasimodo Trio y en 2008 Amsterdam, pero con Acontrayumba encontró el lenguaje que seguirá desarrollando de aquí en adelante. Ha encontrado su estilo propio, y ese resultado también puede pensarse como un nuevo punto de partida.

Quasimodo Trío en el CAFF, festejando sus 10 años. Foto: Marina Monasterios

Jugar con los elementos del tango

Conversando sobre Acontrayumba y el espectáculo que seguirán presentando de aquí en más, los músicos hicieron hincapié en el modo en que lo individual se articula con el trabajo conjunto.
Para Ruggiero las fuertes individualidades son clave para entender esta evolución grupal «Creo que este disco no podría haber sido con otros músicos sino con ellos. En este en especial hay un aporte muy personal. Aparte de haber afianzado un vínculo y una manera de trabajar, creo que hay momentos muy marcados donde la personalidad de cada uno toma cierta preponderancia dentro del tema y de lo que está ocurriendo».

Cristian Basto rescata la manera en que esta música le permite buscar «un gesto nuevo»: «Yo siempre estuve muy ligado al tango tradicional. Todos aprendimos a tocar el género desde ese lugar y este lugar es un espacio lúdico para nosotros. Venimos a jugar con los elementos del tango».

Una libertad que vinculan también con colorear el tango, según Mastrocola «A mí me dieron lugar para improvisar, para hacer cosas con el jazz, que es de donde yo vengo.» El trabajo es ponerse de acuerdo sobre qué colores «Yo tengo un espacio donde colorear la música; como yo puedo, como yo creo que es y como ellos lo aceptan. Queda un tango coloreado, con colores distintos, con transparencias.»

Con «Osvaldo y Osvaldo», era inevitable pensar cómo se integra la tradición, por Pugliese y por el linaje familiar, a la apuesta contracultural que el grupo hace. Lo interesante fue descubrir cómo cada uno la conecta con sus convicciones. Para Daniel Ruggiero se integra antes que nada desde el punto de vista filosófico y el modo de producir música a partir de ese fundamento «Esta apoyado en todo lo que nos enseñaron (…) en cuando a cómo ellos llevaban la música hacia adelante. Crecían disco a disco, año a año, década a década. La orquesta de Pugliese nunca sonó igual.»

Basto destaca «Hasta el ‘95, hasta que murió estuvo tocando. Yo la descubrí en el ‘96 y ’97», la sonoridad de la orquesta de Pugliese fue influyente en su exploración del género «Me había fanatizado en un momento… Tocaba en una de las agrupaciones de lo que fue La Máquina Tanguera en esa época, tenía 20 años y hablaba con los viejos de 70 para que me enseñen a tocar tango. Quería ver el marcatto, cómo se tocaba. Ahora por ahí es más común, está la Orquesta Escuela.»

Por su parte, el rescate de Mastrocola pasa principalmente por la continuidad y el cooperativismo. Reflexiona junto a sus compañeros «Para nosotros es llamativo porque somos del ‘79, ’80. Nacimos en la peor época de la Argentina. Entonces ver que en algún momento de este país se funcionó de esa manera y con eso se hacía algo artístico, musical, que representaba en todo el mundo, bueno, es un ejemplo a seguir.»

La verdadera cara de los ángeles

El espectáculo del viernes comenzó con la interpretación de tangos clásicos a cargo del dúo de guitarras Toma Negra, de Esteban Jusid y Lucas Turquie, sumando el bandoneón de Adrián Ruggiero (Violentango) como invitado. Luego, con Quasimodo, sobrevino un despliegue fantástico de escenas que acompañaban la indiscutible solidez musical del trío con distintos audios, proyecciones visuales e interpretación teatral. Una apuesta interesante, bien balanceada, de Ignacio Gonzalez Cano y Diego Restivo, con quienes la agrupación trabaja en el tango show Taco Teco.

Las creaciones de D. Ruggiero son portadoras de voces e imágenes de otros géneros, principalmente la literatura («La cara verdadera de los ángeles»), aunque también el rock («ALAS») y el cine documental («La próxima estación»). La selección de temas para este festejo completó la docena con otras dos referencias: «La vida de la gota», basada en el cuento Aplastamiento de las Gotas de Julio Cortázar, presente en el disco de 2005; y la milonga de Piazzola con texto de Jorge Luis Borges «Jacinto Chiclana», que fue cantada por ‘Limón’ García.

Sonaron también «Madera Blanda» y «Poema en milonga». Momentos de gran belleza trajo la cautivante presencia de La Maga (María Eugenia Della Latta) durante el espectáculo. En los temas finales participaron Matías Grande (violín), Ernesto Gómez (violín), Pablo Carreras (viola) y Cecilia Basto (cello). Finalizando la pieza basada en el poema Álbum con Fotos de Cortázar, La Maga se encargó de correr un finísimo telón blanco sobre el cual después proyectaron la imagen de Luis Alberto Spinetta. Aún puedo ver las manos de Ruggiero dirigiendo a las cuerdas detrás de ese velo.

Quasimodo Trío en el CAFF, interpretando «ALAS». Foto: Marina Monasterios

Testimonios de Adrián Ruggiero y Limón García

García: [En referencia a «Sombras»] «Le dieron un sentido que es otro a como yo lo grabé en otra banda. El arreglo que tiene [de Adrián Mastrocola] sigue contando una historia y yo no lo puedo decir como lo digo en Via Varela. Lo que tengo que decir como ellos lo están contando.” “Ver lo que está pasando antes, ver el show y a los chicos, es un viaje que hace que cuando a mi me toca subir yo pueda continuar con lo que ellos están contando. Tanto con Jacinto Chiclana como con Sombras, me es fácil porque ya entendí antes como viene el juego».

A. Ruggiero: [En referencia a Daniel Ruggiero] «Tengo principalmente un disfrute por sus temas. De un trío propone tocar como una orquesta, que por lo general son 15 personas promedio. Hay todo un desafío, toda una destreza técnica, una destreza en cuanto a cómo escribir y cómo distribuir todo eso para que suene en trío. Para mi Daniel es uno de los grandes compositores de la actualidad en el mundo del tango. El tiempo lo va a decir solo, ya tocó en el Colón, como compositor y director, tiene 34 años, creo que tiene una gran carrera por delante y estoy muy feliz, muy orgulloso. Contento de participar.»

Sitio web: www.quasimodotrio.com.ar
Bandcamp: http://quasimodotriotangocontemporaneo.bandcamp.com/
Próximas presentaciones:
22 de mayo en La Oreja Negra (Uriarte 1271), musicalizan «El Gabinete del doctor Caligari».

Cintia Barrionuevo @cintiatango

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