por Anahí Pérez Pavez

 

A fin de mayo asistí por streaming al ciclo Encuentro entre tangueras organizado por Mariana Docampo y Vanina Steiner. Escritora y editora, la primera fundó el Tango Queer en Buenos Aires, la segunda creó la revista Tinta Roja y recopiló el primer libro de letristas mujeres de tango de este siglo.[1]
       Mariana busca rescatar a “las antiguas” –incluso dirige una colección literaria así denominada[2]–. Ella quiere trazar ese puente, reconocer un linaje femenino y ahí su práctica, señalándonos esa inquietud. La escuchamos porque no nos es ajeno que hay nombres como el de Maruja Pacheco Huergo que para las novatas es sólo uno de esos que se pronuncian al referirse a las de antaño. A las primeras. A las olvidadas por el canon.
       “Hemos sido invisibilizadas, no tanto las cantantes, pero si las compositoras y letristas”, señala Mariana en el vivo que se centra en Maruja. Allí las cantantes Ana Sofía Stamponi, Natalia Bril y Brisa Videla interpretan temas como El adiós, cuya música fue compuesta por Pacheco Huergo en 1937, y que es tan sólo uno de los cientos registrados por la artista que fue pianista, cantante, actriz, autora y guionista. Respecto de ella dice Stamponi que tuvo “una vida muy productiva a nivel artístico, de la cual no se habla mucho” y agrega que “si hubiese sido varón” tal vez la conoceríamos más, pero “no la hemos podido conocer antes y me pregunto por qué”. A mediados de la charla las participantes se preguntan acerca de los varones, de su rol cerca de las artistas. “Aún no está esta cuestión en ellos de tomarse en carne propia canciones habladas por una mujer”, reflexiona Ana Sofía y luego señala que “las mías, no todas están habladas desde lo femenino, pero por alguna razón no ha sucedido y me encantaría”.
       En julio hubo otro vivo, organizado por Tango Hembra, la colectiva de músicas creada por Marisa Vazquez, la cantante y compositora recientemente nominada al Premio Gardel por su álbum Arde. Junto al Movimiento feminista de tango repasaron sus orígenes y conversaron. Este streaming también arrojó la cuestión del repertorio.[3]
       Si hay algo que aúna al tango es ese llamado a sentir “desde el alma”, hoy podríamos hablar de empatía. ¿Qué sucedería si se asumiera lo que señaló Stamponi y muchos varones se pronunciaran comprendiendo que, así como las intérpretes llegaron a travestirse para cantar “el tango”, ellos bien podrían ponerse en el lugar de “la otra” y comenzar a decir tangos desde nuestro decir?
       Qué lindo sería que varones cantasen “las niñas eran libres sólo en enero, cuando les permitían soltarse el pelo”, como suena en Tardecitas de enero de Ana Sofía Stamponi o “esta historia oscura aquí se termina, sentirte más hombre golpeando a una mina, si pensás que es tuya, que te pertenece, cuidado que nada es lo que parece” como dice Verónica Bellini en su tango Ni una menos. ¿O no?

 

[1] Encontrás el video en las páginas de Facebook de Tango Queer Buenos Aires y Tinta Roja y en el canal de YouTube de Tinta Roja: https://www.youtube.com/user/TintaRojaRevista/

[2] http://coleccionlasantiguas.blogspot.com/

[3] Para la fecha de esta nota Tango Hembra puso manos a la obra y organiza para el 01/08 y 08/08 un taller sobre Elección de repertorio en que se adivina la presencia femenina a cargo de Vazquez y Valeria Vilaseca, por zoom. Si te interesa búscalo en sus redes.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí