Por: Christian Martínez
Fotografía: Ricardo Valenzuela y Fabián De Vita
Video: Fabián De Vita

VI Festival de Tango Independiente

El pasado sábado 14 de marzo, el Festival de Tango Independiente llegó a su sexta edición, organizado por la Unión de Orquestas Típicas y Fractura Expuesta Radio Tango.

Un festival que cada mes de marzo desde el asfalto de San Juan y Boedo propone llevar el tango al barrio, a las calles, bien cerca de la gente, tomando distancia de las postales turísticas. En el año 2010 en sus inicios ha sido un punto de partida, conexión y encuentro para la gran variedad de artistas que se fue conformando en el colectivo de trabajo que es hoy, donde es posible identificar un público y visibilizar un movimiento en constante ascensión progresiva. El festival puso de manifiesto una vez más el inmenso abanico de propuestas que ocurren todo el año en la Ciudad de Buenos Aires. Siendo un evento que impulsó e inspiró al trabajo colaborativo en los distintos barrios, hoy es posible reconocer múltiples festivales barriales autogestionados en Capital y Gran Buenos Aires ya consolidados. Cada año se ha ido renovando, y se ha expandido regionalmente invitando a ciudades como Montevideo, Rosario, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, La Plata a ser parte de la programación en Marzo.

Este año el Festival de Tango Independiente cambia su formato de calendario, anteriormente tenía una fecha de inicio y fin de actividades, todos los días en diferentes sedes. Esta vez el festival sólo tuvo su apertura en Boedo y fechas especiales en el hospital Borda y Tornú, la Escuela Almafuerte en Boedo y en Radio Sur de Parque Patricios. Estas son sólo las actividades dentro del Festival, luego irá por su descentralización y expansión regional donde tendrá fechas especiales durante el año en el interior del país y países vecinos.

Desde San Juan y Boedo, mirando al interior

Llegó el Festival, pese a los augurios de un pronóstico climático que prometía la amenaza inminente de una lluvia latente, esta misma se fue alejando y el festival salió airoso con una gran jornada en la calle, con un impecable escenario transversal sobre la avenida Boedo (esquina Estados Unidos) mirando hacia San Juan.

A las 17:00 hs ya con el cielo despojándose, mientras se acomodaban las sillas para el público asistente, los maestros fileteadores Pablo Jofré y José Espinosa daban sus pinceladas a un cuadro que se pintaba enmarcado al ritmo del 2×4.

Hacia las seis de la tarde arrancó uno de los platos fuertes del festival, la Orquesta Típica Almagro, que abrió con los primeros acordes del clásico “Loca” (Juan D’Arienzo). Luego sube al escenario Hernán Cucuza Castiello interpretando “A mí no me hablen de tango” (Ruben Juárez) con arreglos de Richard Cappz, siguiendo con una tanda de grandes clásicos como “Mi Luna” (Olmedo – Bayardo), “Siga el corso” (Aieta-Gimenez), “Garúa”. Luego se hizo presente el inmenso Osvaldo Peredo –además vecino de Boedo– para cerrar con un emotivo adiós con el tango “No nos veremos más” (Stazo-Silva).

Las orquestas se irían sucediendo una tras otra, en franjas de 30 minutos. El público se fue acercando. En el marco que ofrecían la calle y sus barcitos aledaños se podía apreciar un variopinto de situaciones, desde los aficionados al pool que despuntaban el vicio con unos tangos de fondo, llegaban los nuevos tangueros en sus corceles de acero, pues ya es una práctica habitual trasladarse en bicicleta por la noche porteña. Además familias enteras, abuelos y niños disfrutando de una tarde de mates y tango. Incluso despertando interés de adolescentes en Longboard que se tomaban una pausa para ver de qué se trataba lo que estaba sucediendo.

Sube al escenario el power trío “Cañon”, de muy reciente conformación ya que el grupo anteriormente se presentaba como “Cuarteto Coviello”. Abrieron la serie de tangos instrumentales con “Y la quería” (Guerrero – Coviello), el clásico “Bahía Blanca” para deleite de los bailarines y un tema nuevo propio “El Tuerto”, siguiendo con “Puede Ser”, “Sólo” (Pablo Gignoli) y “Milonga Oscura” (Hernán Cabrera). Un dato no menor que el cierre del set haya sido con un tema de Ciudad Baigón, ya que es cada vez más habitual que las orquestas de tango actuales interpreten temas que hoy ya se reconocen como clásicos de tangos del siglo XXI.

La fiesta del barrio de Boedo fue in crescendo, llegó el momento de la alegría de Amores Tangos, quienes abrieron con “Parararaira”. Luego subió a escena el cantor Leandro “Negro” Falótico a interpretar “Tinta Roja”, siguiendo con la milonga-candombe “Corsos” en la voz de Juan Tarsia y el negro Falótico. A esta altura las calles y las veredas eran espacio para milonguear que se poblaron de bailarines, irrumpiendo la rutina diaria de los transeúntes a quienes literalmente el tango se les cruzaba de frente. El gran cierre fue con la “Milonga Cardinal” finalizando a pura cumbia.

Marcapiel agrupación con un repertorio íntegramente de obras propias subió al escenario presentando su primer disco “Ausencia”. Iniciando con “Combate”, siguiendo con “Ausencia” y “En el fondo del mar”, una nueva composición, y “El Espejo”. Es destacable también el trabajo de Alan Haksten como director de la orquesta en su doble rol de gestor cultural, ya que es un partícipe activo cada año como parte del staff de la organización del FTI.

En la misma línea de Marcapiel siguió “La Siniestra” que además de hacer énfasis en las composiciones propias son también organizadores del Festival de Tango del barrio de Caballito, previsto para la segunda semana de abril. Estuvieron presentado parte de su segundo trabajo discográfico “Salto”, que no sólo se trata de tango sino que también tocaron una chacarera, cerrando el set con un clásico del rock nacional “Sombras de la noche negra” (L.A. Spinetta) invitando a saltar a la audiencia al ritmo de un pescado rabioso tanguero.

Pasaron las orquestas y llegó la exhibición de los talentosos bailarines del barrio Andrés “Tanguito” Cejas y Genoveva Fernández, organizadores de la práctica De Querusa. Desde el escenario, en una superficie más benigna para protegerse del asfalto traicionero, mostraron su arte.

A las 21:00 hs subió el Quinteto Negro La Boca, abriendo con “Desencuentro”, con Hernán Fernández en voz haciendo un dueto con Hernán “Cucuza” Castiello. El quinteto además se encuentra presentando Tangos Libertarios, cd de reciente lanzamiento con la participación de Osvaldo Bayer, conceptual de los luchadores sociales del siglo XX. Obras como “Patagonia”, y la “Milonga de Severino” son parte de este trabajo; el cierre del set del quinteto fue con la “Milonga en Negro”, a pura cumbia santafesina con el “Bombón Asesino” de Los Palmeras. Los primeros fríos en el anochecer del otoño cercano se hacían sentir a esa hora.

Uno de los momentos más emotivos del festival fue la presentación de los músicos de “La Guardia Hereje” Fernando Tato, Sebastián Marín y Leonardo Gianibelli, que se volvieron a reunir tras la temprana partida de su cantor y líder Jorge Pandelucos “Alorsa” (1970-2009) para que el público siga disfrutando de las canciones del excepcional poeta que fue Alorsa, esta vez en la voz de Lucio Arce. Arce se despachó con 2 recitados de Alorsa, “Vuelve el tango” que se ha convertido en un manifiesto del tango actual, y pegadito, “Te morfaste las facturas”. Con la orquesta enchufada interpretaron “La Pesadilla” y también junto al cantor más invitado de la noche Facundo Rádice, para interpretar “La Nena” y “Canción para Mandinga”. También sonó el que es seguramente uno de los mejores temas dedicado a Diego Maradona “Para verte gambetear”, en la voz de Facundo y Lucio.

Desde Florencio Varela, la numerosa Orquesta Típica La Vidú hizo un recorrido por sus dos discos con “Julián”, “La Vidú”, “Mal Parado” y uno de los hits del grupo “La Puerta”. Cerraron con el clásico del heavy metal nacional “Gil Trabajador” y del rock nacional “Blues de Artillería” (Patricio Rey).

No podía faltar en esta gran noche de tango al aire libre, la murga porteña, de la mano de Los Habitúés ataviados de sus clásicos trajes y corbatas, con los rostros pintados, interpretando temas propios y clásicos de tango al ritmo de murga que se encuentran en su último trabajo “Las Patas en la Fuente”, acompañados por bailarines murguistas de Boedo.

Para el gran cierre, Yira presentando su último trabajo discográfico “Santos Impostores” el octeto está conformado por acordeón, guitarra, violín, bajo, batería, teclado, dos bandoneones. Es difícil de etiquetar el estilo, como se define en su fan page, rock-electro porteño, aunque atraviesa gran variedad de géneros, es posible identificar cumbia, hip-hop, milonga, candombe, rock sinfónico, tango electrónico. Yira en su premisa puede invitar desde sacudir la cabeza a un pogo furioso y hasta bailar un tango de abrazo milonguero, todo en la misma propuesta y sin escalas. Un efecto interesante es el que producía en los niños situados por elección en primera fila del escenario, quienes bailaban sin prejuicios en un estado de trance-tribal liberador.

Una jornada extensa que arrancó bien temprano a las 18:00 hs, finalizando pasada la medianoche, destacándose sobre el final la colaboración de los vecinos apilando las sillas muy rápidamente. El festival en marzo toma impulso con una gran propuesta artística donde pasaron exponentes representativos de diversos estilos del tango actual, pensando de ahora en más con la mirada puesta en el interior se viene un año que les plantea nuevos desafíos de construcción colectiva a sus organizadores.

Las orquestas se irían sucediendo una tras otra, en franjas de 30 minutos. El público se fue acercando. En el marco que ofrecían la calle y sus barcitos aledaños se podía apreciar un variopinto de situaciones, desde los aficionados al pool que despuntaban el vicio con unos tangos de fondo, llegaban los nuevos tangueros en sus corceles de acero, pues ya es una práctica habitual trasladarse en bicicleta por la noche porteña. Además familias enteras, abuelos y niños disfrutando de una tarde de mates y tango. Incluso despertando interés de adolescentes en Longboard que se tomaban una pausa para ver de qué se trataba lo que estaba sucediendo.

Sube al escenario el power trío “Cañon”, de muy reciente conformación ya que el grupo anteriormente se presentaba como “Cuarteto Coviello”. Abrieron la serie de tangos instrumentales con “Y la quería” (Guerrero – Coviello), el clásico “Bahía Blanca” para deleite de los bailarines y un tema nuevo propio “El Tuerto”, siguiendo con “Puede Ser”, “Sólo” (Pablo Gignoli) y “Milonga Oscura” (Hernán Cabrera). Un dato no menor que el cierre del set haya sido con un tema de Ciudad Baigón, ya que es cada vez más habitual que las orquestas de tango actuales interpreten temas que hoy ya se reconocen como clásicos de tangos del siglo XXI.

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