Viernes 19 de octubre, El Faro, Villa Urquiza

Por Arsenio Medianera
Fotos: Magdalena Ladrón de Guevara

Algunos chamuyantes le adjudican a Troilo eso de que el tango es uno solo. Ni nuevo, ni viejo. Apenas la dinámica expresión de la identidad de un pueblo en perpetuo movimiento. El dúo Radice-El Sayer se ha apropiado de ese concepto y por eso tiene el pulso de esta actualidad tanguera. Como lo manifestaron, sin alaracas, el viernes 19 de octubre en El Faro. Su espectáculo Tango sin Tiempo es un resumen de lo que está pasando hoy. Con la excepción de los ’70 y los ’80, esa noche se escucharon tangos de todas las décadas. Ésta incluída. Radice hace que suene natural escuchar Regin (Alfredo Tape Rubin, 2004) seguido de Bailarín compadrito (Miguel Bucino, 1929). Mi involución (Acho Estol, 2009) de La abandoné y no sabía (José Canet, 1943). Todas sus interpretaciones están ancladas en una tradición tanguera que él comunica sin esfuerzo alguno. Su voz, tangueramente distinta e identificable, mezcla mugre de adoquines de Almagro (su barrio actual) con el rocío de los yuyos del Cruce de Varela (su cuna). Acaso el artista llamado a dar el ejemplo a las pibas y los pibes cantores que se están asomando a esta hermosa música sobre cómo armar un repertorio. Especialmente brillantes fueron las interpretaciones del vals Un momento (Expósito y Stamponi, 1951), a dúo con Bruma Ottavianelli; Lo entregó el custodio (milonga, Lucio Arce, inédito) y su creación de Se tiran conmigo (Angel “Paya” Díaz, 1966), matizada por la previa narración de una sensiblera y tierna anécdota personal. Bello momento fue la participación de Cucuza Castiello (La Nena, Jorge Pandelucos “Alorsa”, 2005). También estuvieron la cantante Marina Ríos, Lucio Arce, los guitarristas Sebastián “El Conde” Colavecchia y Javier Díaz González. Recitó un poema suyo Pablo Jofré (Refugio y ungüento).

La velada concluyó con En un feca (anónimo, 1924), aunque Radice, que anduvo investigando entre chamuyantes ilustrados, dice que la letra es del poeta y filósofo callejero Julio Ravazzano Sanmartino y la música del gran Edmundo Rivero. Un apropiado final para un espectáculo de tango en el que se lucieron los musicantes y los escabiadores, las minas diqueras y los oscuros chabones pasaron una noche inolvidable.

Para ver y escuchar:

Facundo Radice y Gabriel El Sayer
Facundo Radice con Hernán «Cucuza» Castiello
Facundo Radice y Vruma Ottavianelli

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