Por Cintia Barrionuevo

Entrevista con Germán Arens, cantor y letrista del grupo bahiense La Puñalada

Silencio Stampa es el tercer disco de La Puñalada, agrupación oriunda de Bahía Blanca, formada por el cantor Germán Arens y los guitarristas Sergio Arens, Francisco Romagnoli y Carlos Guerrieri; fuertemente identificada con el lenguaje lunfardo y con tópicos característicos del tango reo. Atraídos desde sus comienzos en 2001 por plumas inigualables como las que se encuentran en el repertorio del gran Edmundo Rivero, la particularidad de su tercer trabajo es que está conformado enteramente por letras y composiciones nuevas. Un poema de Eduardo Giorlandini (autor de “Aguja Brava”) que ya había sido musicalizado y grabado por el grupo, es la única letra ajena a la autoría de Germán Arens que detenta este disco.

¿Qué puntos de contacto hay y qué “novedades” trae Silencio Stampa frente a Desde La Cana (2004) y Los Muchachos De Enfrente (2008)?

 

G.A: Desde La Cana es un disco conformado por clásicos del repertorio lunfardo. “Pucherito de Gallina”, “En un feca”, “Amablemente” y “Aguja brava” son algunos de los tangos y milongas interpretados. Los tópicos son comunes a los tres discos: el bar, la calle, el bulo, el chorro, el torcan y la mina. En Los Muchachos De Enfrente, segundo disco, nos animamos a la composición e incluimos dos milongas de nuestra autoría y la musicalización de “Numerero”, poema de Eduardo Giorlandini (miembro de la Academia Porteña del Lunfardo). El tercero es “made in” La Puñalada por completo. Participaron como invitados: Chente Rebich en bajo, lap steel, coros y efectos, Hugo Vitali en percusión y coros, Juan Recci en guitarra, Rodrigo García en acordeón y coros, Pablo Amado en bandoneón y Guillermo Barroso en violín. Por un ratito nos alejamos de la clásica formación a tres guitarras y cantor e hicimos desde un chamamé titulado “Mamón en almíbar” hasta un tema de ritmo balcánico cantado en croata.

En las letras hay menciones directas a personas que, tengo entendido, existen en la vida real.

G.A: Es cierto, todas las personas nombradas en nuestras canciones existen fuera de ellas. Por ejemplo en la milonga “Los muchachos de enfrente” el bulín de 25 de Mayo es nuestro lugar de ensayo, una vieja casona que alquilamos desde hace dieciocho años. Por ella han pasado un montón de bandas bahienses y muchos amigos. Somos algo así como una logia. Los viernes a la noche siempre hay asado. Si es a la parrilla lo hace Pancho (Romagnoli), si es al asador se encarga el Gordo Richter.

¿Cómo es el trabajo conjunto? Los temas del disco reflejan, en los coros y respuestas de los músicos al cantor, ese ambiente de fiesta con amigos, típicamente masculino, en el que parece desarrollarse un grupo que aprovecha muy bien su localía.

G.A: La Puñalada es un grupo de amigos, nació en un asado, por lo tanto nuestra amistad va a ser siempre más importante que cualquier diferencia que se presente. A la hora de crear nuestros temas generalmente llevo la letra y una melodía que acompaño con la guitarra, después los muchachos se ocupan de enriquecerlo. Otra alternativa para componer es que alguno de los muchachos traiga la música y yo incorpore la letra. Así pasó con “Manopla” que es de Pancho (Romagnoli) y “Cebolla” que es de Sergio (Arens).

Te han descrito en otra nota como “poeta y cantor surero”. En este disco se destaca tu aporte autoral…

G.A: Me han llamado poeta y no me gusta esa palabra. Se debe a que escribí algunos libros catalogados dentro del género poesía. Algo similar ocurre con lo de cantor surero, aunque ese rótulo me enorgullece y no creo estar a la altura. En los ‘90, acompañándome con la guitarra, grabé dos cassettes y un compacto de producción independiente con milongas, relatos, huellas y valses. Mi familia paterna viene del campo, eran de Villa Iris, a 106 kilómetros de Bahía para el lado de La Pampa. La materna es de Río Colorado, zona de manzanas, peras, duraznos, etc. Mi casa estaba a cuatro cuadras del río y a siete del monte, con eso te digo todo. Un amigo tenía por mascota a un zorrino, porque a los perros los tenía de hermanos.

Soy un gran admirador de Héctor del Valle, Víctor Abel Giménez, Víctor Velásquez, Alberto Merlo, Larralde, Saul Huenchul, etc. Siempre que estuve metido en algún proyecto grupal me tocó ocupar el puesto de letrista y cantor. Primero con Los Infiltrados, banda punk (1990 – 1992), con Las Cucarachas, banda de blues (1998 – 2000) y finalmente con La Puñalada, desde 2001 hasta nuestros días.

Pero ¿Qué vínculo existe entre tu obra como escritor/poeta y como letrista? ¿Qué percepción tenés sobre las letras de tango en la actualidad?

G.A: Supongo que el vínculo está en algún lugar de la licuadora que tengo en la cabeza. Debe tener que ver con la infancia, es el lugar en que me hice curioso.

La verdad es que no tengo una perspectiva fiel en cuanto a lo que ocurre en la actualidad con los letristas. A mí, en particular me gusta mucho lo que hace Luis Alposta con Daniel Melingo.

Como cantor en La Puñalada hacés un repertorio reo, como autor hacés tangos lunfardos ¿Cuál es tu vínculo con esa jerga?

G.A: Sí, trato que nuestras letras no pierdan esa esencia. Por supuesto que evito palabras que ya no se utilizan: “abricola” o “bichicome”, por ejemplo. Mientras tanto incorporo las que van surgiendo. Salvo mi viejo escuchando a Miguel Montero mientras recorría la Patagonia como viajante en su Renault 12, no tuve vínculos. Mi viejo es un gran cantor de baño, de escucharlo memoricé los primeros tangos. Recuerdo en especial uno que decía: “Todo el barrio criticando contra mí se la pasaba, que por qué no me casaba, que eso ya no puede ser. Era yo todo un demonio, le escapaba al matrimonio por el miedo a la mujer”. Mis años jóvenes transcurrieron escuchando rock. En los ‘80 no salía de Riff, Los Violadores y Sumo. Al tango llegué después de los treinta. Y creo que si no hubiera sido por Rivero y Goyeneche, no hubiera llegado nunca.

Contame sobre Giorlandini, vos sos un “torcan que se le anima a un verso” suyo… ¿qué otras personas fueron relevantes para el grupo?

G.A: Nosotros interpretábamos “Aguja brava” desde un principio. Sabíamos, por la tapa de un disco de Rivero, que su autor se llamaba Eduardo Giorlandini. Lo que nunca hubiéramos imaginado es que Giorlandini era bahiense al igual que nosotros. En “Una luz de almacén” habíamos leído una referencia que Edmundo Rivero hacía de él. Decía, si mal no recuerdo, que “Aguja brava” y “La toalla mojada” eran los dos poemas que mejor habían abordando al cafishio como personaje. La cuestión es que a Giorlandini lo conocimos en uno de nuestros primeros recitales. Habíamos terminado de tocar, y Antonio Germani, organizador de un ciclo musical que se realiza en el Salón Mario Iaquinandi de Bahía Blanca, nos dijo que el Dr. Giorlandini estaba presente. De ahí en más compartimos muchos recitales en los que Eduardo contó anécdotas, glosó y transmitió parte de su conocimiento. Hasta esa noche habíamos estado convencidos de que era porteño. Para nosotros es un verdadero honor haber compartido con él, además de un diccionario abierto es una gran persona.

Muy importante para nuestro crecimiento como grupo fue el guitarrista Juan Recci. Lo habíamos visto descoser la guitarra acompañando a un bandoneonista llamado Hugo Marozzi. Días después Pancho y Sergio lo fueron a ver a su casa para averiguar si daba clases. ‘¿Qué les puedo enseñar muchachos? yo no soy profesor…’, dijo Recci, ‘vengan cuando quieran, tiramos algo a la parrilla y guitarreamos…’ ‘Antes de que ustedes nacieran, yo ya estaba podrido de tocar la guitarra’. Desde ese día nos es habitual ir a guitarrear con Juan, de paso los muchachos le roban todos los yeites. Y no voy a olvidarme de nombrar al bandoneonista Aníbal Vitali. El nos dijo, entre otras muchas cosas, que para el tango lo más importante es que no nos falte farol.

¿Cómo eligieron el nombre del disco?

G.A: Queríamos que el disco lleve por título el nombre de alguno de los temas que incluye. Las opciones eran tres: “Pasame un pucho”, “Menega” y “Silencio Stampa”. Nos decidimos por el último. Por supuesto que nos acordamos de Alfio Basile, bahiense como nosotros…

Para quienes no lo escucharon todavía… ¿de qué tipo de silencio estamos hablando?

G.A: En honor a los muchachos me niego a dar la información requerida.

Mejor respuesta imposible.

Baste decir “¡Salud muchachos! ¡Salud!”.


Cintia Barrionuevo es socióloga y cantora de tangos. Twitter: @cintiatango

La Puñalada

Descargar  Silencio Stampa

Contacto: German Arens germanarens(a)yahoo.com.ar

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí