Materializar un disco es un trabajo inmenso, llegar a esa instancia luego de todo el trabajo previo que implica este proceso creativo. Charlamos con Marisa Vázquez sobre su búsqueda artística en este, su tercer trabajo discográfico. Aquí nos comparte su experiencia.

 

» Llegar a este disco me llevó mucho tiempo, hacía 9 años que no grababa. Por un lado por temas personales que me complicaron. Y también porque surgieron otros proyectos grandes como el de Tango Hembra al que le dediqué gran parte del 2018 y buena parte de este año. De hecho este disco se debería haber presentado en abril y por el Festival Internacional Feminista de Tango se postergó su salida…

Pero también pasó que llegó un momento en el que tenía tantos temas nuevos, que me diluía en esa elección de 10 o 12 temas para un disco y no los veintipico de temas que tenía compuestos. Y siempre me faltaba alguna temática que quería incluir y no podía cerrar. Entonces me pasaba que hacía el esfuerzo de encarar esa elección, pero terminaba dejándolo.

Hasta que apareció en mi vida Edgardo González (Compositor y guitarrista en Bombay Bs.As.) Lo llamé como productor, y lo que me encantó fue que cuando le mandé todos los temas que tenía, en todos los formatos que tenía disponibles tocados en vivo, en mi casa, etc. el eligió 10 y me hizo una devolución de cada uno de ellos, me expuso el por qué de la elección de cada uno. Esa devolución fue fundamental, quedaron temas que yo ni había pensado que estarían, y por el contrario quedaron afuera otros que yo pensaba incluir.

A partir de esto le confié el disco a Edgardo y todo fluyó con naturalidad. Así se eligieron 10 temas que tienen un gran compromiso social, que abordan temáticas como la violencia institucional, la trata de personas, la violencia de género… también hay temas de desamor, hay un tema que dediqué a mi barrio Valentín Alsina. Hay un tango también que habla de la bohemia de la noche, de esas noches de recalada en lo de Roberto, en el conventillo de Teodoro, o en el mismo CAFF, esas noches sórdidas y oscuras las retraté en Almagro 6AM. También hay lo que llamo un “antivals”. Todos los valses son muy románticos, con ese romanticismo que a las mujeres nos hizo muchísimo daño. El romanticismo que dice que el amor es único y es para toda la vida y que hay un solo hombre para todas nosotras, y que además nos hizo perder mucho tiempo pensando en ellos. Perdimos tiempo pensando en esa mentira que nos hicieron creer del romanticismo. Entonces hice este vals con una música divina de Agustín Guerrero que se llama “Me voy a ir con cualquiera”. Y también hay un tema que no es letra mía sino de Acho Estol, la música es mía, y se llama “Carta a un piba”.

Hay un tango que es “El zarpazo” que surgió en el marco del proyecto de la Trova Tanguera (colectivo de artistas impulsado por la cantautora Cintia Trigo) y que tiene música de Vero Bellini, en el que cuento la historia de una vecina a la que el marido le pegaba, y lo hizo durante muchos años. Todos los vecinos lo sabíamos porque la veíamos con los anteojos oscuros ocultando los golpes. Hasta que un día él intentó hacer lo mismo con su hija, y ella lo mató. Ese tango me costó mucho terminarlo, tenía mucha letra, muchos versos que no terminaban de entrar en la métrica. Un día lo canté en mi barrio, así sin terminar, y varias personas que me escuchaban empezaron a comentar y a recordar a esta mujer de la que habla la historia. Yo era chica y no la recordaba con tanta exactitud, pero ahí me contaron el dato que yo no sabía y era que el marido golpeador era policía, y ella lo mata con su arma reglamentaria. Y ahí cerró la historia y pude terminarlo. A pesar de esto toda esa letra que no pude simplificar y que yo tenía para contar esta historia, se transformó en una poesía, que en el disco está dicha por la voz tan preciosa y enorme de Juli Laso.

Este disco es un conjunto de temas con letras mías y en duplas compositivas con Diego Schissi, Juanjo Hermida, Acho Estol, Agustín Guerrero, Verónica Bellini y Aníbal Corniglio y tiene un formato sencillo. Yo quería invitar a un montón de gente, pero Edgardo me aconsejó que sea la palabra la que se destaque. Y así salió un disco muy honesto desde lo musical y desde lo estético. No tiene pretensiones más que decir y contar historias. Está tocado por un cuarteto de guitarra, piano, bandoneón y contrabajo. Los arreglos y la dirección musical son de Aníbal Corniglio.

“Arde” son todos los fuegos, los buenos y malos: el fuego de la pasión y el que quema a esta Buenos Aires con la violencia del neoliberalismo, el fuego del feminismo y el que quema el patriarcado, el fuego que hizo arder el Amazonas y el fuego bueno que quema todo lo malo para que nazcan cosas buenas. Con todos esos fuegos está escrito este disco.

 
 
“Arde” se presenta este 12 de octubre en el Club Atlético Fernández Fierro.
CAFF, Sánchez de Bustamante 772, CABA.

 

 

 

Te quiero comentar también, y vos ya lo sabés, que yo soy feminista desde hace muchos años. “Yo soy” lo escribí hace 5 años, o más. Hay cosas que no tienen que ver con este momento más fervoroso del feminismo. Estoy muy feliz por todo lo que está pasando, por todas las compañeras con las que luchamos hoy, desde Tango Hembra, desde el MFT (Movimiento Feminista de Tango). Yo fui durante mucho tiempo una persona incómoda para muchas personas, me la pasaba reclamando y preguntando por qué no hay más mujeres en los escenarios, en los festivales y en las radios. En otros tiempos yo sentía que no encajaba socialmente, me parecía que había muchas cosas injustas. Sentía que algo en mí estaba mal por no encajar, por no poder aceptar las reglas de la sociedad, y en realidad lo que pasaba era, que eran esas reglas las que estaban mal.

 

 

 

 

 

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