Por Arsenio Medianera
Foto: Alejandro Nanton

Ariel Ardit está acostumbrado al riesgo. En 1995, cuando cantaba en el Boliche de Roberto, decidió que iba a consagrar su vida a ser cantor de tangos. En 2006 dejó la Orquesta El Arranque para dedicarse a su carrera solista. En 2009 se jugó para lograr su sueño: tener su propia orquesta típica. En abril de 2010 se animó a presentarla en el ND Ateneo. Hasta último momento no sabía si lo iba a llenar. Después de tanto esfuerzo, quedó gente afuera. Tal era su confianza que a esa presentación le siguieron el disco en vivo y el dvd (A los cantores, Sony Music, 2010) de aquella noche maravillosa.  Después siguieron muchísimos viajes por todo el mundo. Con su orquesta, con la Selección Nacional de Tango, solo a Rusia a cantar con músicos locales que sabían muy bien a quién estaban acompañando. Lo hizo en el Concert Hall de San Petesburgo y en la Casa de la Música de Moscú.

Siempre cómodo y seguro con el fabuloso repertorio que el tango ofrece, se puso a buscar quién estaba escribiendo nuevas canciones que pudiera cantar con la orquesta. Las encontró y las grabó (cinco en total) para incluirlas en su nuevo álbum apropiadamente titulado “Yo lo canto hoy” (Sony Music, 2013), junto a otras 13 obras de aquel repertorio y de yapa, una tanguerísima versión del Himno Nacional Argentino.  Se le ocurrió que era una buena idea presentarlo en el Teatro Coliseo (M.T. de Alvear al 1100, 1700 personas). Acompañado por su orquesta: 3 violines, 1 viola, 4 bandoneones, contrabajo y piano. Iba todo en la parada. A medida que se acercaba la fecha, lo empezaron a asaltar las dudas, los nervios, la incertidumbre. Se le hizo difícil dormir. Pero en todas sus visitas a los medios (radio, televisión, prensa escrita) nunca se notó.

El sábado 30 de noviembre de 2013 Ariel Ardit y su orquesta típica llenaron el teatro Coliseo y la velada fue una fiesta tanguera inolvidable. Con invitados espectaculares: Raúl Lavié, Ramiro Gallo… la murga Los Chiflados de Boedo! En tiempos en los que un cantor de tangos puede convocar, 200, 300 personas, es muy significativo que alguien se le anime a una sala como el Coliseo, la llene y al mismo tiempo, contribuya a destruir el prejuicio de que el tango es aburrido, que está muerto, que ya fue. La noche fue un paseo fantástico por las más bellas emociones. Y un triunfo histórico, absoluto y esperanzado del canto popular argentino.


Ariel Ardit y Alberto Podestá en un abrazo frente al público

1 COMENTARIO

  1. Algunas veces parece que el destino se ponde del lado de quienes se lo merecen. Este es el caso.
    Ariel es humilde, laburador, buen tipo y canta como los dioses.

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