El arte de la enseñanza es una vocación y, como tal, no es posible aprenderla en ninguna escuela, aquí solo se la alimenta. En el Tango también hay maestros que han sido formadores de formadores y de otros tantos músicos que han adquirido, a lo largo de su formación, sus rasgos identitarios y sus diversas búsquedas y criterios estéticos.

Conversamos con el compositor, pianista, director de orquesta y docente Julián Peralta acerca de la Escuela Orlando Goñi y su dinámica de trabajo en el lugar, su metodología de enseñanza en este espacio y en la Escuela de Música Popular de Avellaneda (EMPA). Sus experiencias pedagógicas como docente y estudiante, su filosofía en torno a la enseñanza y cómo la ha llevado a sus espacios pedagógicos.

Por María Fernanda Escobar Martins


La escuela Orlando Goñi

Se inició en 2005 y por el espacio pasaron diversos docentes y una importante cantidad alumnos, en las diferentes sedes que tuvo la escuela. Actualmente y desde hace 10 años funciona en el espacio cultural “El Tacuarí”. La escuela Goñi es un espacio autogestivo que ha generado numerosos proyectos de tango a lo largo de estos años.

 
Julián, ¿cuál es la edad mínima para entrar a la escuela? 
La edad mínima es 18 años. Yo tuve experiencia dirigiendo una orquesta de pibes, fue muy buena desde el punto de vista musical, los chicos más chicos aprenden muy rápido y funciona muy bien, pero empieza a haber presiones de los padres. Como cuando los pibes juegan al futbol y más o menos les va bien, los padres empiezan a querer que el hijo llegue a primera. Entonces hay todas unas presiones, conscientes o inconscientes, no con maldad, pero empieza a haber presiones que no son cómodas para la música y eso no me gustó. Así que mi laburo es siempre con adultos.
¿Cómo es el tema de los conocimientos previos, tienen que tener o hay gente que arranca de cero y no sabe tocar? ¿Cómo manejan la disparidad de conocimiento?
Como en la vida, yo tengo que tocar con gente. Hay gente que toca más y otra que toca menos. Y esto pasa en la vida de manera constante. Si armas una orquesta te va a pasar eso, así que eso pasa en el Goñi y no pasa nada.
¿Y no pasa que en algún momento a alguien le cuesta más y se angustia? ¿Cómo manejan eso para que no se frustre?
No se tiene que frustrar porque tiene que entender que es un proceso. Son adultos, los tengo que tratar como adultos. Embocá lo que puedas, y andá embocando cada vez más. Ese es el objetivo.
¿Cuántos talleres de ensamble hay y qué otros talleres se dictan?
Pasó de todo, clases de instrumento, clases de arreglos, taller de composición, de ensambles de cuerdas, de vientos, de orquesta típica, de guitarra… de todo. Va cambiando dependiendo de los colegas, que tienen ganas de generar algún proyecto. Hoy hay dos orquestas típicas. Si los estudiantes quieren armar una orquesta de cuerdas, ahora no la estamos armando, pero es algo que se podría hacer en cualquier momento.
¿Varía según lo que quieren hacer los profes y los chicos?
Si, por ejemplo, el ensamble de vientos se hizo porque había vientistas que querían tocar tango y por ahí decían, quiero poner un clarinete en la típica; no, la típica no tiene clarinete, así que no vamos a hacer esa “chanchada”. Pero si querés armar un ensamble de vientos, armamos uno. Mariano empezó dirigiéndolo, después empezó a dirigirlo Anita (Analía Trillo), que es quien generó la movida, que es profe de la EMPA, después pensó que había que parar un poco; ahora creo que va a volver a armar un taller más corto. Va variando, lo que está siempre son las orquestas típicas, una que dirige Mariano (Gonzalez Calo) y otra dirijo yo. Y está el ensamble de guitarras que dirige Pepe Gutiérrez. Eso no falta ningún año.
¿Hay otros talleres?
Yo doy un taller de arreglos, presencial, y un taller de elementos técnicos virtual.
El de arreglos es de poca gente, no quería que seamos más de seis estudiantes, porque así podemos corregir trabajos de manera más profunda.
Después de la pandemia la gente de Brasil, EE. UU, Chile, Uruguay, querían que haya un taller virtual. No hubiera tenido un taller virtual de no haber existido una pandemia. Me di cuenta que lo virtual tenía cierta utilidad y podía ser algo real.
Para nosotros no es un trabajo, aunque recibimos una guita, pero económicamente lo que cobramos es un chiste. Para nosotros es algo que tiene que ser eficiente pedagógicamente. No voy a hacer un taller virtual solo porque me da unos mangos, lo hago si sirve, sino no lo hago. Este taller funciona porque descubrí que lo virtual tiene limitaciones pero también unas cuantas ventajas. Hay gente de Mendoza, La Pampa, Uruguay, de Boston, Georgia… hacen el taller virtual y es la posibilidad que tienen de aprender las cosas que doy en la EMPA, aún sin estar a veces ni en Argentina ni en Bs As.
¿Qué diferencia a la escuela Goñi de otras orquestas escuela?
Desde el punto de vista técnico, es más o menos lo mismo. Lo que puedo hacer yo dirigiendo un ensamble lo puede hacer otro director en su ensamble de cualquier otra escuela. Hay algunas particularidades, que tienen que ver con filosofías, ideologías distintas que son maneras diversas de ver la música. En ese sentido, a mí me gusta una cosa de la música que tal vez no es lo que le gusta a otra persona.
Hay gente que está muy abocada a que la música salga perfecta, afinada, etc.; a mi me gusta que la música salga afinada, me gusta que se ajuste, pero me gusta que la música tenga onda, y por eso voy a laburar mucho eso, porque prefiero que tenga onda antes que salga prolija y aburrida, pero eso me pasa a mí. En ese sentido hay una diversidad por el hecho ideológico, filosófico, sobre qué tipo de música te gusta, qué te emociona, qué te divierte; después justamente lo que nos interesa es el proceso creativo, que se desarrolle en los estudiantes, en el sentido de que se genere una movida de música popular.
Nosotros los “echamos” a los estudiantes. No los queremos tener mucho tiempo, no nos gusta que la gente esté mucho tiempo porque apenas tocan un poco, ya tienen que armarse su proyecto, entonces vos armas tu proyecto, tenés una experiencia real y aportas al tango. Hay que aportar al tango, salir a tocar, a hacer cosas y hacer movidas.
Quizá a los años los alumnos vuelven, porque ya tocan mucho más, y quieren venir al Goñi de otra manera, a hacer otra experiencia, pero desde otro lugar: al principio tal vez fue llegar al final del tema, ese fue todo su laburo; y cuando vuelven a los años, vienen a querer poder dirigir la fila, aportar desde otro lugar, laburar el swing, etc.; buscan perfeccionar. Hay que cumplir otros roles en el ensamble.
Nosotros queremos que a la gente le sea útil el proceso y que aprenda cosas para la vida, que puedan armar un proyecto. Por eso es que se da la clase de arreglos, es el proyecto para que la gente produzca y salga a escribir. Y todos los años se arman orquestas que salen del Goñi. Hay muchos músicos de tango conocidos que salieron del Goñi.
Cuando entra alguien que no tiene muchos conocimientos musicales, ¿les hacen pasar por un proceso previo para estar más o menos en sintonía?
El único problema es si toca el piano, porque tiene que sostener.  Para todo lo demás, si toca poco o mucho no importa. Si vos tenés un violinista que toca bien y te lleva la fila, se puede tener dos que toquen poco, no llegan a algunas cosas, porque la música sigue; con los bandoneones pasa lo mismo, el que toca poco va aprendiendo del que toca mucho, lo que no puede pasar es con el piano.
Porque hay uno solo
Exacto, tiene que sostener la orquesta, si se cae el pianista se cae la orquesta. No hace falta que toque todas las notas, pero no se le puede caer el tiempo, porque toda la orquesta se monta arriba de ese tiempo. Eso se los decimos, esperá un poco, mejorá las cuestiones del tiempo y volvé. Sino no le va a gustar, no la va a pasar bien porque el rol es pesado.
¿Los instrumentos de la orquesta típica cuáles son?
Piano, contrabajo, cello, viola, violín y bandoneón.
¿Y hasta cuántos violines y bandoneones se puede tener?
No hay problema con la cantidad, yo tuve orquestas con diez bandoneones, con tres, cuatro… mínimo tres, máximo diez. En general tengo entre cuatro y seis. Cuerdistas tengo entre seis y diez en promedio.
¿Hasta cuántas orquestas llegan a formar a lo largo del año?
Cada uno de nosotros forma una. Para mí no es un laburo, lo tengo que hacer con amor. Concentras más el tiempo y la atención con menos, sino es mucho. Tengo que llevar arreglos, dirigirlos, no me quiero aburrir entonces llevo arreglos distintos todos los años.
Parte de las clases de arreglos es que hagan desgrabaciones, algunas son de los colegas, y luego se tocan en los ensambles.
¿Eligen el taller o para hacer uno deben hacer el otro? ¿Es elegir lo que se quiere hacer?
Sí, es muy serio pero muy poco formal.
Para el taller de arreglos ¿pueden partir de cero o deben tener alguna base?
Hay gente que puede venir de cero, pero la información le llega de una manera más general, no pueden escribir arreglos. Si ya viene avanzado, la información le llega para escribir arreglos.
¿Y cómo manejas los desniveles?
Están todos juntos, la gente que está en el taller de arreglos tiene que producir, por eso es gente que normalmente escribe. En la clase de elementos técnicos en general hay gente que está más avanzada que va a sacarle más provecho a la información, a otros les llega de manera más general. Hay gente que está más cerca de escribir arreglos y lo capitaliza más.
El laburo en el taller también tiene diferencias, hay gente que escribe con mucho bagaje o experiencia previa y gente que escribe por primera vez. Pero está bueno porque hay cosas para explicar que les sirve a todos.

Ensayo de Orquesta Típica en la Escuela Orlando Goñi. Foto: Laura Camacho

Sobre su sistematización pedagógica en la enseñanza del Tango

Vos enseñas en la EMPA también la materia Elementos Técnicos del Tango I. Teniendo en cuenta que la EMPA forma parte de un espacio pedagógico de enseñanza formal y el Goñi de enseñanza informal, ¿Qué diferencias y similitudes encontras como docente en tu dinámica de enseñanza en ambos lugares y en el aprendizaje de tus estudiantes en ambos espacios?
Ambos espacios tienen grandes ventajas. La EMPA es un muy lindo ámbito en lo que tiene que ver con lo social, hay mucho de lo pedagógico que se aprende en los pasillos. Ambos ámbitos son muy lindos, y uno aprende mucho. Recuerdo siendo estudiante de la EMPA haber aprendido mucho de los propios compañeros.
¿Tanto vos como los maestros que te formaron recibieron alguna vez capacitación docente?
No
¿Cómo les pasaban la información pedagógica a ustedes y ustedes, a su vez, lograron sistematizarla para pasarla a sus estudiantes?
Esto excede un poco los títulos. Cada uno tiene sus métodos, sus cansancios y sus dinámicas de vida. A veces uno encuentra maestros que son muy buenos y con mucha pila cuando tiene 20 o 25 años y no es lo mismo cuando tienen 60 y esta realidad va más allá de los títulos. Por eso yo me doy el lujo de no trabajar tanto ni en la EMPA ni en el Goñi, porque no quiero ser un docente agotado. Yo respeto mucho el laburo docente y lo quiero hacer bien por eso necesito estar pila, pero hay gente que labura todo el día, y ahí sin importar la cantidad de títulos que tengas la clase va a ser dura porque estas cansado.
¿Con quién estudiaste, quiénes fueron tus maestros?
Yo estudié piano con Susana Agrest, y estudié las cuestiones del Tango con Rodolfo Mederos, tanto en la EMPA como de manera particular. Con Rodolfo aprendí mucho porque era un tipo muy ordenado y la verdad es que yo le debo el ser músico a él, lo único que tengo es agradecimiento. Como con cualquier persona con fortalezas y debilidades como docente, pero con fortalezas que a mi me han marcado como ser el valor de las cuestiones de la música.
¿Cómo sistematizaste tus conocimientos pedagógicos para transmitirlos?
Yo tengo un orden que me ha dado la vida, tengo que ser ordenado porque tengo que dirigir orquestas. Tengo que ser ordenado en el discurso y ese aprendizaje lo traslado a mi laburo docente. Es un orden y una sistematización que tiene una experiencia real, práctica.
También es muy útil la manera de algunas personas que, pedagógicamente han sido raras, como Aníbal Arias. Yo lo conocí grande, debería tener 80 años, era muy inteligente, pero por ahí podía olvidarse y repetir la misma clase varias veces. Pero los pibes de la EMPA, que no son ningunos giles, le decían “maestro, ¿se sabe tal tema?”, y para evitar que repitiera contenidos lo hacían tocar, y lo que aprendían los pibes escuchándolo tocar era mucho. Y si vos me decís si prefiero o no tenerlo a Aníbal, y, sí… yo prefiero tenerlo a Aníbal. Había tenido la experiencia de ir a ver a Gardel, tocó con Troilo, mirá si no es interesante que te cuente anécdotas de eso, aunque sean anécdotas aprendes un montón, aunque él no lo sepa explicar te cuenta cómo pensaban la música y no porque sea “buen docente”, sino porque eso está en su vida.

De izquierda a derecha: Julián Peralta, Natalia Bril (alumna ya egresada), Hernán Possetti (profesor piano Tango), Delfina Daverio (alumna ya egresada) y Kalén Ortíz (alumno ya egresado y actual docente de Guitarra en FOBA). EMPA, 2016. Foto: Télam.


Escribiste un libro técnico, ¿cómo ordenaste los saberes para bajarlos al libro?
Yo soy ordenado, estudié con libros alemanes porque Mederos me dijo, “si querés estudiar armonía es por acá”, y me pasó los libros. Mederos es muy ordenado, con su lógica y con su orden me prestó esos libros y cuando uno les toma el gustito a los libros y a esa manera de aprender se genera toda una lógica sistemática muy metódica que ya venía, porque a mi me gusta mucho la matemática y el orden. Me gusta la metódica sistemática para ser creativo, parece contradictorio, pero no: a través de un trabajo exhaustivo llegar a conclusiones creativas.
¿Qué recursos usas para bajar esa información con tus estudiantes, tanto del Goñi como de la EMPA?
Básicamente con amor. Si vos le pones amor generas empatía e intentas ponerte en el lugar del otro y pensás cuál sería la estrategia que le puede convenir a esa persona. Son todas estrategias muy distintas: no es lo mismo la persona que viene, como Rodolfo, que estudió biología, no tiene problema con leer libros, tiene una relación muy fluida con ese formato porque se crió en esa lógica, entonces hay métodos que con esa persona funcionan. En cambio hay gente que no lee y que tiene una relación mucho más intuitiva con la música o con la vida. Esas diferencias hacen que te pongas en el lugar del otro. Pensás “si yo le cuento esta anécdota quizá le dispara algo” y decidís e intentás estrategias para cada uno. A veces funcionan y a veces pueden no funcionar.

Julián Peralta en la EMPA, 2016. Foto: Télam


¿Con anécdotas te referís a llevarlos a ejemplos conocidos?
Claro, porque la música es un laburo de la abstracción en la abstracción. Es muy complejo porque estas trabajando, sobre todo cuando escribís música, con conceptos muy abstractos: un motivo es un personaje que no existe, que es una serie de notas –mirá si no es abstracto–, y ese personaje lo vas a tener que desarrollar como si fuera un personaje, pero no es nada, es una situación muy compleja. Pero si vos lo podés poner en palabras diciendo que el motivo es un personaje, un actor, si alguna vez viste una película o una obra de teatro quizá se te acerca más y es una imagen que te ayuda. Si no es gente muy cinéfila se puede optar por buscar otros ejemplos matemáticos, formales, lingüísticos, es una manera de ponerse en el lugar del otro. Por eso digo que es con amor, de manera empática, preguntándote cuál es la forma en la que la otra persona podría acercarse a este concepto.
Esa es la manera que yo tengo. Es muy elemental, rudimentaria, pero, sin falsa modestia, bastante eficiente. He laburado muchos años, generado muchos proyectos pedagógicos y funciona. El amor es la base y, obviamente, hay que tener conocimiento, porque no basta con haberse estudiado los métodos y no haber tenido la experiencia: yo puedo enseñar lo que es tocar tango porque he tocado tango toda mi vida. Puedo enseñar cómo es escribir música porque he escrito música toda mi vida, ese es el valor central, sino uno se sabe el método, pero no tiene contenido. Es tan malo tener contenido y no tener ningún método como tener método sin ningún contenido.
Si vos tenés un tipo que hace cosas aprendes sólo de mirarlo. Aprendés lo que te parece que está bien como lo que te parece que no, porque ves hacer cosas, desde la producción se aprende. Con un ejemplo puntual, vos tenés un albañil y un peón, los albañiles no son docentes, la pedagogía muchas veces es desde el lugar del sarcasmo, pero los peones aprenden porque están todos los días con el albañil que sabe, ves al laburante que sabe y es hermoso. Dicho de otro modo, el acorde de Dm después de tantos años baja distinto que la primera vez que lo tocaste.
Para terminar ¿cuántos años hace que estás dando clases?
17 años tiene la Goñi y en la EMPA hace 23 años que doy clases. Empecé en el 2000, tenía 26 años.

 

Más información sobre estos espacios de enseñanza:
Escuela Orlando Goñi:
https://www.facebook.com/escuelaorlandog
https://www.instagram.com/escuelaorlandogoni/?hl=es
Escuela de Música Popular de Avellaneda (EMPA):
https://www.empa.edu.ar/
https://www.instagram.com/empa.oficial/?hl=es

1 COMENTARIO

  1. Excelente entrevista. Entrevistadora y entrevistado construyen un diálogo fluido, apasionante y apasionado.
    Felicitaciones y gracias.

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