por Ignacio Amatriain

Las expresiones vitales del tango actual han comenzado a ser materia de investigación, más allá de las repetidas historiografías conservadoras y compilaciones en torno del repertorio y las figuras de la guardia vieja y la época de oro del género en el siglo pasado. En este incipiente campo destaca el presente trabajo colectivo, “Tango. Ventanas del presente”, coordinado por la etnomusicóloga Mercedes Liska , miembro del área Ciudad del Tango del Centro Cultural de la Cooperación, que auspicia esta publicación y cuyo ciclo “Tangos de Miércoles”, organizado por Walter Alegre, constituye un espacio esencial de la nueva escena tanguera.

El libro es acompañado por un CD, que oficia de conveniente apoyo musical de las tesis del libro, con una lista de 18 pistas representativa de los artistas y canciones aludidos en sus páginas. El enfoque del libro, dirigido a los tangueros pero accesible a un público general, se concentra en las estéticas y experiencias musicales. Como reza su título, busca abrir “ventanas del presente” , abarcando las experiencias de la joven guardia que marca el pulso del renacimiento y renovación del género desde mediados de los años noventa hasta hoy. Los autores provienen de las carreras de artes, etnomusicología, sociología y comunicación, y pivotean entre el tono de divulgación y el académico. Conviven así materiales como testimonios, entrevistas y fragmentos de letras, junto con análisis de sistemas y subsistemas musicales, y abordajes semióticos de distintas “intertextualidades”: la persistencia de los repertorios y códigos del tango clásico y su resignificación en nuevas versiones, el diálogo con los códigos del rock y la cultura juvenil, las variantes interpretativas del jazz y la modernidad de los nuevos arreglos orquestales, la tensión entre el ayer y el hoy, entre lo local y lo global.

Los ocho artículos abren un espectro diverso, que incluye estudios específicos de artistas (los de Juárez y Virgili, Greco y Di Cione, respectivamente sobre la Orquesta Típica Fernández Fierro, 34 Puñaladas y Alfredo Piro), junto con la consideración general de las nuevas estéticas musicales (Liska), las interpretaciones en las voces jóvenes y las poéticas de las nuevas letras (Cecconi y Linardi), y también testimonios de experiencias sociales y políticas culturales, en torno por ejemplo del problema de la conservación y fabricación de bandoneones (Venegas), o las lógicas de organización cooperativa que distinguen a muchos de los nuevos proyectos y formaciones orquestales (Marcos). La esencial tensión entre tradición y renovación, motivo de discusión recurrente en el campo del tango actual, también atraviesa el libro como eje central de lectura. El tango como tradición, desde un interés revisionista: mirada sobre la cultura popular (con inevitable sesgo de clase media, respecto de la marginalidad y violencia, repuestas con viejas sonoridades guitarreras y lunfardismos reos por 34 Puñaladas; o la alternativa festividad plebeya de las milongas, el candombe y la murga rioplatenses, en el repertorio de Piro y otros); memoria de Buenos Aires, entre la vieja añoranza del “arrabal” y la mirada global de la ciudad en la nueva letrística; y acervo de estilos interpretativos, de la original vertiente campera a los cantores urbanos y de orquesta, replicados aún hoy por muchos jóvenes cantantes en boliches del circuito independiente.

El tango actual, también, reinterpretado desde la cultura juvenil: performances y versiones en diálogo con la cercana tradición rockera (la estética y actitud punk de la OTFF, o relecturas del rock nacional por Altertango y otros), cuya oscuridad y dramaticidad el tango sabe retomar, acaso como respuesta al contexto de crisis del país. Esto se plasma en nuevas letras (nuevo verosímil urbano y tono de protesta, sin concesión al melodrama y la nostalgia), y también tiene expresión simbólica a nivel musical (sonido “oscuro”, arreglos orquestales con aglutinación de armónicos, tonos menores y disonancias, en un recurrente continuum sin distensión que destituye el diseño melódico clásico). Así lo resumen los autores: “se escucha tango, se siente rock”.

El otro eje de lectura, es la apreciación de la innovación artística como gesto “contrahegemónico”. Esto resulta más evidente en la evaluación de los emprendimientos cooperativos (el primigenio antecedente de “La Máquina Tanguera”, y la Unión de Orquestas Típicas, todos herederos de la orquesta del maestro Pugliese), pero también se sugiere en ciertas críticas al tango “oficial” o más comercial “for export”, resistiendo la exotización y el pastiche posmoderno de una world music globalizada por la industria cultural. Eludiendo el maniqueísmo (el binomio “comercial” vs. “independiente”, cuyos lindes son imprecisos y complejos), se reivindica la politicidad de los nuevos proyectos, que acaso insinúan nuevos horizontes artísticos, ideológicos, socioculturales.

Tango
Ventanas del presente
Autores varios, Mercedes Liska coord, CCC)

 

 

Publicado en Tinta Roja número 4, mayo 2012.

Maquetación 1

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